Desde que en el año 2013 los Estados miembros de la Unión Europea dieron su consentimiento a la Comisión Europea para negociar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, más conocido como TTIP, por sus siglas en inglés, numerosas organizaciones y colectivos sociales han tomado las calles en reiteradas ocasiones para mostrar su oposición a un acuerdo que, según sus detractores, prioriza los intereses de las multinacionales frente a los derechos de la ciudadanía.
Sin embargo, el acuerdo no había sido cuestionado claramente por los representantes políticos hasta el pasado domingo, cuando el ministro de Economía y vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, afirmó que "es un fracaso de facto, aunque nadie lo reconozca abiertamente". Más crítico se mostró el secretario de Estado de Comercio Exterior de Francia, que el martes llamó a "poner fin a estas negociaciones".
La críticas de dos de los Estados con mayor peso dentro de la UE, como son Alemania y Francia, sorprendieron a las Marchas de la Dignidad preparando las nuevas movilizaciones en las que pedirán la suspensión tanto del TTIP como del CETA, el tratado de libre comercio entre la UE y Canadá.
"Los enfrentamientos se han ido agrandando dentro de las propias fuerzas políticas que apoyaban este tratado, que eran sobre todo los conservadores y los socialdemócratas, y han aumentado hasta un nivel en el que, incluso, ha habido un enfrentamiento entre la propia Merkel y su vicecanciller, Sigmar Gabriel, uno de los más ardientes defensores del TTIP que, sin embargo, el domingo dijo que había que dar por muerto el tratado y la negociación. Esto ha provocado un verdadero terremoto político", explica a RT Carlos Alfonso, portavoz de las Marchas de la Dignidad.
La semana de movilización contra estos tratados se llevará a cabo en la semana del 8 al 15 de octubre y, tras las declaraciones de Sigmar Gabriel y Matthias Fekl, las Marchas de la Dignidad quieren intensificar su campaña: "Es evidente que van a aumentar las presiones, lo que exige que incrementemos nuestra posición de rechazo y las movilizaciones que vamos a hacer, tal y como hicimos con motivo de la visita de Obama".
Las críticas de los detractores
El TTIP tiene como objetivo promover el comercio y el crecimiento económico multilateral mediante la creación de la mayor zona de libre comercio del mundo. Los partidarios dicen que ayudará a las pequeñas empresas a abrirse a los mercados y a hacer más fácil los procesos de aduanas. Los más críticos con el acuerdo temen que los únicos beneficiados sean las grandes corporaciones, anteponiendo los intereses de las multinacionales a los de la ciudadanía.
Este último es el caso de las Marchas de la Dignidad, que defienden que para promover una sociedad igualitaria y respetuosa de los derechos de las personas y el medio ambiente "es imprescindible replantear el sistema de comercio global", que en la actualidad "únicamente favorece la concentración del poder en manos de unas pocas multinacionales".
"Es una amenaza a todo, no queda nada a salvo: derechos laborales, sanidad, educación, servicios públicos, medioambiente, salubridad, agricultura, alimentación, vivienda, libertades púbicas… Todo…", son las palabras con las que el portavoz del colectivo nos resume el tratado.
Las Marchas de las Dignidad también denuncian el secretismo con el que se están llevando a cabo las negociaciones, pero no solo en el seno de la Unión Europea, sino también por parte de los políticos españoles, que han evitado hablar del tema del TTIP antes y después de las elecciones generales. "Silencio absoluto. Eso es un engaño a los ciudadanos, porque todos los temas de los que hablan están condicionados por este tratado. Hablan de medidas sociales, hacen promesas, pero sin hacer la mínima referencia a la amenaza de este tratado. Es un verdadero engaño de la clase política a la ciudadanía", concluye Alfonso.
María Jesús Vigo Pastur