El Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión - más conocido como TTIP, por sus siglas en inglés -, el acuerdo de libre comercio que está siendo negociado entre la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos, ha estado en el centro del debate público durante los últimos meses.
Ya no son solo los colectivos sociales y la sociedad civil los que se oponen abiertamente a este acuerdo, sino que comienzan a surgir las primeras voces políticas que piden poner fin a las negociaciones con Washington, tal y como se puso de manifiesto la semana pasada con las declaraciones del ministro de Economía y vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, y el secretario de Estado de Comercio Exterior de Francia, Matthias Fekl.
Sin embargo, mientras los expertos apuntan a que será difícil avanzar en las negociaciones para firmar el TTIP, otro acuerdo de libre comercio con similares características está a punto de comenzar su proceso de aprobación por el Consejo y el Parlamento Europeo. Se trata del Acuerdo Extensivo Económico y Comercial entre la UE y Canadá - CETA, por sus siglas en inglés -, que si finalmente llega a aprobarse entrará en vigor de forma provisional sin contar con la ratificación de los parlamentos nacionales.
Ahora, un grupo de eurodiputados progresistas de tres formaciones políticas con representación en el Parlamento Europeo (los Socialdemócratas - segunda fuerza política en esta institución - , los Verdes e Izquierda Unida Europea) han creado la campaña "Descifrando el CETA" para debatir públicamente ambos "acuerdos que han sido negociados en secreto e informar a los ciudadanos europeos", según informan en su web.
"CETA, TTIP: ¿dos caras de la misma moneda?"
Con este fin, Progressive Caucus, el grupo que reúne a los eurodiputados progresistas, ha organizado este martes su primer acto público: "CETA, TTIP: ¿dos caras de la misma moneda?", un debate en el que participarán políticos, académicos y activistas y que tiene como finalidad informar a la ciudadanía de las consecuencias que estos acuerdos tendrían en su vida.
Los eurodiputados consideran que tanto el TTIP como el CETA "socavan radicalmente nuestra democracia y van en contra de nuestros compromisos con el clima y el medioambiente", denuncian que "los supuestos beneficios económicos - crecimiento y empleo - no se corresponden con la realidad" y que "la armonización de las regulaciones en ambos lados del Atlántico disparará una carrera sucia" en la que los grandes beneficiados serán las grandes empresas.
Además, en la nota de prensa difundida a los medios de comunicación, los eurodiputados aseguran que "Mientras todo parece indicar que el TTIP acabará siendo enterrado, la Comisión Europea y los gobiernos nacionales parecen estar dispuestos a impulsar una aplicación provisional del CETA sin el consentimiento previo de los parlamentos nacionales".
Las críticas de los eurodiputados progresistas
A pesar de que la iniciativa ha sido promovida como una campaña de información a la ciudadanía, los miembros de Progressive Caucus no esconden su fuerte oposición al acuerdo entre la Unión Europea y Canadá.
"El CETA es el hermano pequeño del TTIP y debe acabar enterrado junto a él", afirma Fabio De Masi, eurodiputado alemán del grupo Izquierda Unitaria Europea (GUE), quien centra sus críticas en el Sistema de Tribunales de Inversiones que contempla el acuerdo y en la aplicación provisional del CETA antes de conocer la decisión de los parlamentos nacionales, algo que considera "inaceptable".
"El CETA es el primer escenario del nuevo misil de libre comercio de la Unión Europea, así como el símbolo de una creencia irracional de que la desregulación y una armonización descendente son las soluciones a la crisis de Europa", ha afirmado por su parte el eurodiputado francés Emmanuel Maurel, del grupo socialdemócrata (S&D).
Para este grupo de eurodiputados progresistas, con el TTIP y el CETA "la democracia, el interés público y el comercio justo están amenazados por el interés de las empresas multinacionales".
Una aplicación provisional del CETA
Todos los principales acuerdos comerciales que se negociaron en el pasado requirieron la aprobación de los parlamentos nacionales para su firma definitiva. Sin embargo, a pesar de que la Comisión reconoció recientemente que el CETA será considerado un "acuerdo mixto", lo que implica procedimientos de adopción por parte de los parlamentos nacionales, el acuerdo entrará en vigor de forma provisional inmediatamente después de su aprobación por el Consejo y el Parlamento Europeo. Es decir, no contará con la ratificación de los parlamentos nacionales.
Para este grupo de eurodiputados, esta aplicación provisional del Tratado "constituiría un ataque a la democracia". Pero el CETA ha entrado ya en su recta final y Bruselas quiere firmarlo en el marco de la Cumbre Unión Europea - Canadá, que se celebrará el próximo 27 de octubre. Así, si el Parlamento Europeo lo aprueba, la intención es que comience a aplicarse de forma provisional hasta que lo ratifiquen los parlamentos nacionales, condición, eso sí, indispensable, para que finalmente entre en vigor.
María Jesus Vigo Pastur