La ayahuasca o yagé, un brebaje alucinógeno que toman algunos pueblos indígenas amazónicos, es cada vez más popular en Estados Unidos, según ha informado 'The New Yorker'.
"Es como beber una taza de café"
Desde hace décadas, esa poción alucinógena atrae la atención de escritores y científicos y se ha convertido en una especie de tendencia en Brooklyn (Nueva York) y Silicon Valley (California).
Tim Ferriss, un gurú de la autoayuda que vive en San Francisco, asegura que en su ciudad "tomar ayahuasca es como beber una taza de café" y que, en las fiestas, tiene que evitar a algunas personas porque "no quiero escuchar su última saga de tres horas" en la que describen cómo vieron "colores caleidoscópicos".
Por su parte, Leanna Standish, una investigadora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, estima que, cada noche, en el barrio neoyorquino de Manhattan "hay centenares de 'círculos' de ayahuasca".
La mayoría de la gente toma ayahuasca durante unas 'ceremonias' dirigidas por un individuo —que se autodenomina chamán, ayahuasquero, curandero, vegetalista o, simplemente, sanador— que puede ser descendiente de los chamanes de los pueblos peruanos shipibo o quechua o, simplemente, una persona con acceso a esa droga.
El patrimonio cultural o la droga peligrosa
Para preparar este brebaje psicodélico hay que cocer en agua durante horas las hojas del arbusto 'Psychotria viridis', que contiene dimetiltriptamina, junto con la vid de la liana 'Banisteriopsis caapi', que posee inhibidores de la monoaminooxidasa e inhibe la enzima que degrada la sustancia de la primera planta en el estómago, generando efectos relacionados con las alucinaciones.
Muchas personas emplean la ayahuasca para paliar diferentes males, desde traumas mentales y emocionales causados por la guerra hasta tratar la depresión o el alcoholismo.
Perú considera esta bebida como parte de su patrimonio cultural, mientras que en Rusia y Europa está estrictamente prohibida y EE.UU. reconoce su uso en las ceremonias religiosas de ciertos cultos, como las iglesias brasileñas de Santo Daime y União do Vegetal. De hecho, en Brasil ya fue legalizada por sus usos religiosos en los años 80 y ese país es el que ha realizado más investigaciones científicas al respecto.
Sin embargo, algunas personas han fallecido a causa de los efectos provocados por la ingesta de esta pócima psicodélica.