Los misiles balísticos táctico-operativos Tochka, o SS-21 Scarab en la designación de la OTAN, han sido responsables de centenares de muertes en los últimos 12 meses en tres conflictos diferentes, calcularon los analistas de la Alianza, que están sorprendidos por el alto número de víctimas que deja el arma. En condiciones de combate la han usado los rebeldes hutíes en Yemen, el Ejército de Siria y el de Ucrania, según 'The National Interest'.
Además de su hipotética capacidad de portar una carga nuclear, este sistema de los años 1970 y su modificación modernizada en los 1980 (Tochka-U o Scarab B) pueden causar importantes daños al enemigo incluso cuando está mejor armado. Su función son los ataques de alta precisión a puntos de mando, concentraciones de tropas, cuarteles, almacenes y aeródromos situados en la retaguardia.
Asestar un golpe con un misil Tochka no implica la necesidad de controlar el aire sobre el blanco del ataque. En la guerra de Yemen, quienes aprovechan esta ventaja son los insurrectos, que se hicieron con todas las lanzaderas Tochka que la URSS suministró al país hace décadas.
Pese a la superioridad aérea que tiene la coalición liderada por Arabia Saudita, los hutíes atacan sus centros logísticos y resulta imposible repeler esos ataques. Por ejemplo, un Tochka impactó en los acuartelamientos de la base militar de Al Anad en enero pasado matando a más de 200 militares sudaneses.
El alcance máximo de una Tochka es de 70 kilómetros, y el de su versión remodelada, conocida como Tochka-U, de unos 120 kilómetros. Su radio de error probable (CEP por las siglas en inglés) se estima respectivamente en 150 y 95 metros.
Dos de los recientes casos más conocidos del uso en combate de esta potente arma fueron registrados en octubre de 2014 y febrero de 2015. Ucrania, cuyo Ejército cuenta con aproximadamente 90 unidades de Tochka y Tochka-U, lanzó varios misiles de esta última modificación contra una fábrica química controlada por las milicias populares de Donetsk. La última explosión desoló los talleres y sus ondas expansivas se extendieron por toda la ciudad.
En Rusia, los Tochka son operados por brigadas que disponen 18 lanzaderas cada una. A cada vehículo le corresponden dos o tres misiles. La revista estima el número de unidades disponibles en 200 a 300 e igual, según sus cálculos, es el número de ojivas nucleares que pueden ser instaladas sobre esta clase de misiles.