Juan Pablo Escobar, conocido como Sebastián Marroquín, es el hijo mayor del narcotraficante más famoso de la historia de Colombia, Pablo Emilio Escobar Gaviria. Tras la muerte de su padre a manos de la Policía colombiana en 1993, tuvo que cambiar su nombre y refugiarse junto con su madre y su hermana menor en Argentina.
Marroquín concedió el 18 de septiembre una entrevista extensa al periódico 'The Huffington Post', en la cual habla sobre su vida tras la muerte de Escobar y reveló que el mejor consejo que le dio su padre tenía que ver con las drogas.
"Valiente es el que no la prueba", le dijo Pablo Escobar a su hijo, porque, según Marroquín era "consciente del veneno que vendía" y "no quería que su hijo lo probara".
Crecer en un ambiente narco
Marroquín asegura haber sido criado entre bandidos y afirma que "los peores criminales de Colombia eran sus niñeras". Según el hijo de Escobar, estar tan cerca del mundo criminal de su padre lo hizo "más consciente de las consecuencias de sus acciones y del dolor que provocaban". Hoy en día, Marroquín, arquitecto y empresario, pasa gran parte de su tiempo dando discursos en toda América Latina como un orador motivacional, denunciando la violencia y los crímenes cometidos por su padre.
El problema de las drogas en Colombia
En cuanto al problema de las drogas en Colombia, Marroquín asegura el negocio del narcotráfico sigue intacto y nada "ha cambiado ni aún más de 20 años después de la muerte" de su padre. Asimismo, indica que el narcotráfico es "un drama de la humanidad" y que "no se solucionará con armas ni con agencias antidroga súper poderosas", como creen los estadounideneses.
La fortuna de Pablo Escobar
Pablo Escobar, fundador del Cartel de Medellín, se convirtió en multimillonario enviando toneladas de cocaína de Colombia a Estados Unidos y acumuló tanto poder que le declaró la guerra al Estado colombiano para después ofrecerse a pagar la deuda externa del país a cambio de no ser extraditado. Tras su muerte, su inmensa fortuna pasó a manos de las autoridades colombianas y Marroquín asegura que terminó pareciendo una "rapiña" entre mafiosos. Asimismo, asegura que esa fortuna "debería estar en manos de las víctimas y no de los políticos".