Varios medios de comunicación de Japón han llegado a la conclusión de que la soledad y la falta de alimentos provocan que muchos ancianos nipones cometan robos para entrar en prisión y encontrar compañía y sustento.
Las estadísticas confirman que en Japón hay más ancianos en prisión que nunca y, para 2060, podría convertirse en la nación con más jubilados del mundo, debido a que se estima que el 40 % de su población será mayor de 65 años. Ante esta situación, los expertos predicen que habrá un aumento de los delitos en esa franja de edad.
Aunque la esperanza de vida de Japón ronda los 84 años, ese dato positivo tiene su parte negativa: cerca del 30 % de quienes alcanzan la senectud en ese país viven solos, en parte porque muchos han enviudado. A veces, su desesperación vital les empuja a cometer acciones extremas.
"Los crímenes disminuyen, pero aumenta el número de reclusos de la tercera edad. Algunos reinciden con delitos menores, como robos pequeños. Una de las razones es la gran diferencia entre los habitantes ricos y pobres, algo que se aprecia de manera especial en ese colectivo", explica el investigador japonés del Instituto Analítico NLI, Akio Doteuch.
Sin embargo, para que los ancianos no lleguen a ese punto existen centros especiales, en donde disponen de compañía e interactúan con otras personas gracias a los eventos que celebran en comunidad. Las actividades incluyen ejercicios físicos o canciones pero, aun así, hay quienes quisieran estar en otro lugar.
"Estoy recién llegada, llevo aquí ocho horas… ah, no, me dicen que ocho años… No me gusta, no entiendo qué es lo bueno que todo el mundo encuentra aquí. Espero que me ayuden a mejorar, porque quisiera estar en mi casa", afirmó una mujer mayor.
A pesar de que no todas están contentas, estas personas tienen suerte, porque muchas otras quedan desatendidas en sus hogares.