Barack Obama ha intervenido este martes en la primera jornada de la 71.ª Asamblea General de la ONU en lo que ha sido su último discurso allí como presidente estadounidense. En vez de los 15 minutos asignados habló más de 45, abarcando una amplia gama de temas internacionales.
"No pienso que EE.UU. pueda o deba imponer su modelo a otros países", dijo el mandatario estadounidense. No obstante, Obama confesó su incapacidad para "mantener una posición neutral" en un conflicto entre liberalismo y autoritarismo. "Creo en el orden político liberal", subrayó.
Asimismo, instó a los países con economías más avanzadas a esforzarse más en cerrar la brecha entre las naciones ricas y pobres.
Las palabras de Obama entran en cierta contradicción con su 'discurso histórico' en la Academia Militar de EE.UU. (conocida como West Point) de mayo de 2014, cuando en el auge del conflicto en Ucrania y los avances del Estado Islámico en Siria alabó el "excepcionalismo americano". "EE.UU. debe liderar siempre en el escenario mundial. Si no somos nosotros, nadie más lo será", dijo entonces.
"EE.UU. es la única nación indispensable" y "la cuestión a la que nos enfrentamos no es si EE.UU. liderará, sino cómo lideraremos", dijo entre otras cosas.
La sociedad de la era moderna
El mandatario estadounidense tocó en su discurso distintos temas de la actualidad como la crisis financiera global, los paraísos fiscales y la economía mundial, señalando que la integración económica global ha permitido disminuir el porcentaje de personas que viven en la extrema pobreza a menos del 10% en todo el mundo. Obama destacó la forma en que el acceso a la información aporta al desarrollo del ser humano en todos los rincones del planeta.
El presidente estadounidense recalcó el colapso del colonialismo y el comunismo y el auge de las sociedades democráticas en el mundo, en las que los ciudadanos pueden elegir libremente a sus mandatarios. Se refirió además al peligroso surgimiento de nuevas tendencias sociales, como el fundamentalismo religioso, el nacionalismo agresivo o el populismo. "No podemos pasar por alto estas visiones. Son poderosas. Reflejan la insatisfacción de muchos ciudadanos", afirmó.
La política exterior de EE.UU.
Obama habló sobre la política exterior de EE.UU. y su incidencia en regiones como Europa, Latinoamérica, Oriente Medio y Corea del Norte. "Hemos abierto las relaciones con Cuba y ayudamos a Colombia a solucionar el conflicto más largo de Latinoamérica", indicó.
Señaló la importancia de rechazar cualquier forma de fundamentalismo, racismo o creencia de superioridad racial. Relacionó estas tendencias con el extremismo y reconoció la dificultad de las diferentes etnias y religiones a convivir juntas. De esta forma, en cuanto al conflicto entre Israel y Palestina, Obama realizó un llamamiento a los palestinos a "rechazar la instigación y reconocer el derecho de Israel de existir", afirmando al mismo tiempo que "Israel no puede ocupar permanentemente y fundar colonias en las tierras palestinas".
Obama se refirió también al papel que cumple EE.UU. en la solución de los problemas globales. "Nuestros adversarios y aliados creen que los problemas fueron causados o pueden ser solucionados por Washington, y seguramente muchos en Washington lo creen también", afirmó y añadió que "EE.UU. es una superpotencia excepcional que ve más allá de sus propios intereses".
En relación a las pruebas de ojivas nucleares llevadas a cabo por Corea del Norte, Obama urgió a la comunidad internacional a unirse y a responder, ya que -dijo- "amenazan a todos".
Tras analizar el discurso de Barack Obama, el periodista Rubén Luengas ha comentado a RT que las declaraciones del mandatario estadounidense contradicen sus acciones. Según indica el periodista, Obama afirma que "Rusia trata de recuperar su gloria perdida a través de la fuerza". Luengas tacha de "hipócrita" esta declaración del presidente estadounidense, ya que los últimos incidentes en Siria, como "la intervención militar de EE.UU. en el contexto de una tregua" que resultó en decenas de muertes entre los soldados sirios, demuestran que "la guerra está totalmente familiarizada con la política exterior de EE.UU.".