EE.UU. revela su 'top secret': así actuaría en caso de un conflicto nuclear
Las fuerzas nucleares siguen estando en plena disposición de combate, mientras que la probabilidad de conflicto nuclear entre Washington y Moscú es casi tan alta como durante la Guerra Fría, informa la cadena estadounidense CBS News, uno de cuyos periodistas, David Martin, ha entrevistado a personas clave que algún día podrían lanzar un ataque nuclear siguiendo la orden del mandatario de EE.UU... Solo de él.
"Una de los asuntos clave de la campaña presidencial es quién tiene suficiente salud y temperamento para convertirse en el próximo comandante en jefe y asumir el impensable poder de utilizar armas nucleares", capaces de acabar con nuestra civilización, recuerda la CBS.
La Guerra Fría tocó a su fin, pero tanto EE.UU. como Rusia aún mantienen suficientes armas nucleares en estado de alerta. "Y una nueva Guerra Fría se está gestando", recuerda el periodista, que describe cómo se contempla está guerra desde el interior del Comando Estratégico de EE.UU. o STRATCOM.
En particular, David Martin logró entrevistar al comandante Brian Freck, capitán del submarino estratégico USS Kentucky, emergido cerca de las costas de Hawái.
Con la longitud de dos campos de fútbol, esta nave es la herramienta más mortífera del elemento naval de la fuerzas de disuasión nuclear del país, ya que es capaz de portar en sus misiles de reentrada múltiple unas 200 ojivas nucleares.
Estos son algunos extractos de la conversación.
Brian Freck: Las cabezas nucleares que pueden portar estos misiles son muy potentes.
David Martin: ¿Comparables con la bomba que destruyó Hiroshima?
Brian Freck: Son mucho más potentes. Más potentes que la de Hiroshima. Hasta 30 veces más potentes y un día cualquiera un número de estos submarinos se esconden en algún lugar en los océanos del planeta, preparados para responder a una orden de puesta en marcha por parte del presidente.
David Martin: ¿Otros países los están buscando?
Brian Freck: Siempre actúo dando por supuesto que alguien me está buscando.
Antes de que el botón de lanzamiento sea apretado, varias llaves, incluida una que abre los tubos de misiles que ocupan aproximadamente un tercio de la nave, deberían ser traídos de distintas cajas fuertes.
Brian Freck: Una sola persona no puede llevar a cabo el lanzamiento. Yo tengo unas llaves a mi disposición. Otros miembros de la tripulación disponen de otras llaves. Cada una de las llaves es llevada al capitán por dos marineros y ambos deben sostenerla en ese momento.
Brian Freck: Nadie a bordo tiene la combinación. Recibimos esa combinación junto con la orden de lanzamiento. Esa es mi forma de saber que el presidente ha ordenado la puesta en marcha, cuando la combinación que se me da abra esa caja fuerte.
David Martin: ¿El presidente mismo le da la combinación de la caja donde se encuentra la clave?
Brian Freck: Sí.
Habla el almirante Cecil Haney
Los submarinos de misiles nucleares de Kentucky, entre otros, además de los misiles balísticos intercontinentales y bombarderos nucleares, están bajo el mando del almirante Cecil Haney.
En su puesto de defe del Comando Estratégico de EE.UU., Haney, es el más poderoso oficial militar, ya que tiene bajo su mando no sólo las fuerzas nucleares de la nación, sino también sus satélites espaciales y armas cibernéticas.
David Martin: Entonces, ¿quién en el Gobierno de Estados Unidos tiene la autoridad de ordenar el uso de armas nucleares?
Cecil Haney: Solo el presidente de los Estados Unidos tiene esa autoridad.
David Martin: ¿El Congreso tiene que aprobarlo?
Cecil Haney: No, el Congreso no tiene que aprobarlo.
David Martin: Así que estas son armas propias del presidente.
Cecil Haney: Son armas de nuestro país bajo la autoridad del presidente. Sí.
Haney muestra al periodista su centro de operaciones, una instalación altamente secreta de tres pisos subterráneos. Si algunos misiles son lanzados contra Estados Unidos, el aviso es recibido en este centro y un reloj especial iniciaría en cuenta regresiva.
Habla el ex secretario de Defensa William Perry
William Perry fue un arquitecto clave de las armas nucleares durante la Guerra Fría contra la Unión Soviética.
David Martin: Si las armas pueden ser lanzadas en cuestión de minutos, quiere decir que todavía estamos en la misma época...
William Perry: Sí.
David Martin: Entonces, ¿qué ha cambiado desde la Guerra Fría si todavía estamos en este estado de alerta instantánea?
William Perry: Fundamentalmente, nada ha cambiado.
David Martin: Pero el número de armas es mucho menor ahora que durante la Guerra Fría...
William Perry: El número de armas basta para destruir toda la civilización.
David Martin: ¿Aún?
William Perry: Aún. No hacen falta muchas. Todavía tenemos más de 1.000 armas nucleares operativas en estado de alerta. No se necesitan 1.000 armas para destruir la civilización.
Al final de la Guerra Fría ambas partes se comprometieron a apuntar sus misiles hacia mar abierto, pero se necesitarían apenas unos minutos para apuntarlas de nuevo contra los blancos reales. Eso proporciona muy poca protección contra una guerra accidental provocada por una falsa alarma como la que Perry experimentó en 1979, cuando un oficial de guardia introdujo por error una cinta de entrenamiento en una computadora.
William Perry: Parecía que 200 misiles balísticos intercontinentales de la Unión Soviética iban rumbo a Estados Unidos. Felizmente, llegamos a descubrir esta situación [sobre la alarma falsa] antes de tener que recurrir al presidente [para la autorización de lanzamiento]. De no haber sido así, habríamos recibido una llamada a las 3 de la madrugada diciendo: "Señor, tiene usted siete u ocho minutos para decidir si lanzamos los misiles antes de que éstos [supuestos misiles de la URSS] impacten en nuestros silo de los de ICBM [misiles balísticos intercontinentales].
David Martin: ¿Y cuál fue la prueba de que se trataba de un error? ¿Qué fue lo que les detuvo de dirigirse al presidente?
William Perry: Un general inteligente que sintió que algo estaba mal.
David Martin: Usted ha tenido un caso grave en 45 años, y eso parece una buena estadística.
William Perry: Con uno basta, con uno basta...