El mayor culpable de la difícil situación que atraviesa la economía estadounidense es el propio sistema político del país, revela un nuevo estudio sobre la competitividad de la Escuela de Negocios de Harvard.
El equipo de investigadores encabezados por Michael Porter sostiene que el rendimiento económico de EE.UU. alcanzó su máximo a finales de 1990 y desde entonces ha experimentado un período prolongado de debilidad, con un crecimiento de la productividad, del empleo y de la inversión más lento de lo habitual.
"EE.UU. está suspendiendo la prueba de la competitividad"
El informe, titulado 'Problems Unsolved and a Nation Divided' (Problemas irresueltos y una nación dividida), analiza en profundidad el estado de la economía estadounidense para llegar la conclusión de que "EE.UU. está suspendiendo la prueba de la competitividad".
La prosperidad general puede estar creciendo lentamente, pero solo se beneficia de ella una pequeña parte de la población, como las grandes empresas y los trabajadores altamente cualificados con ingresos altos, mientras que los estadounidenses de clase media, al igual que muchas empresas pequeñas "están luchando".
El mayor problema, la disfuncionalidad del sistema político
Una de las principales conclusiones a las que llega el estudio es que el mayor problema para la economía de EE.UU. es la disfuncionalidad del sistema político. "Hoy en día creemos que nuestro sistema político es el principal obstáculo para el progreso de la economía, sobre todo en el ámbito federal", advierten los expertos, quienes agregan que "el Gobierno federal no ha hecho progresos significativos para restablecer la competitividad de EE.UU.como mínimo en la última década". Por ejemplo, a la hora de llevar a cabo una reforma fiscal o invertir en infraestructura.
Según Michael Porter, en su estudio se fijaron "en el progreso que estamos haciendo y la respuesta es que, básicamente, ninguno". "En los últimos 15 a 16 años, hemos conseguido muy poco, o nada, en las principales prioridades que frenan el crecimiento económico", agrega.
Además, recuerda que los investigadores han descubierto durante sus "innumerables" viajes a Washington y discusiones con los líderes políticos que, cuando están en sus oficinas, "están de acuerdo con todo esto". El problema, afirma, es que cuando se reúnen "no se hace nada", recoge 'Forbes'.