La construcción de un oleoducto que pasaría por cuatro Estados, además de por el río Missouri y sitios sagrados como el Standing Rock Sioux, detonó la convergencia de pueblos originarios más grande en Estados Unidos desde hace más de un siglo.
Tras semanas de intensas protestas que se suceden desde la primavera, los defensores del territorio Sioux y sus aliados atrajeron los reflectores de todo el mundo y, finalmente, lograron que diversas instancias del Gobierno estadounidense revisaran los permisos otorgados para la construcción del proyecto Dakota Access (a cargo de Energy Transfer Partners) valorado en 3.800 millones de dólares, de una extensión de 1.931 kilómetros y que podría acarrear 470.000 barriles por día de petróleo.
Esta es la primera vez que la Gran Nación Sioux (Očhéthi akówiŋ, como se llaman ellos mismos) se reúne para emprender una acción coordinada desde que en 1876 los Siete Consejos del Fuego se aliaron para combatir en la batalla de Little Bighorn, considerada una de las grandes derrotas sufridas por el Ejército estadounidense en las guerras contra los pueblos indígenas durante el siglo XIX.
Como recuerda una columna de opinión de Telesur titulada 'La resistencia en contra del gasoducto Dakota puede comenzar algo más grande', a partir de la firma del Tratado del Fuerte Laramie en 1868 se creó la Gran Reserva Sioux que tendría casi el tamaño del Reino Unido.
Este tratado le garantizó a los indígenas el disfrute de las aguas que nacieran en el territorio. Sin embargo, la columna destaca que, a mediados del siglo pasado, el Gobierno estadounidense instaló represas en el río en territorio indígena afectando a 23 pueblos y desplazando a 1.000 indígenas americanos.
Sin embargo, esta convergencia de 2016 es más grande que aquella en la que la Gran Nación Sioux enfrentó al Ejército estadounidense, pues no solo incluye a los pueblos Dakota, Lakota y Nakota.
Al menos 80 naciones de Estados Unidos, además de representantes de pueblos indígenas de países como Perú, Honduras, Colombia, Canadá y México, han pasado por el campamento del sitio Sacred Stone.
El campamento fue convocado a iniciativa de un grupo de mujeres y jóvenes que comenzaron a orar en el lugar sagrado que peligra ante el paso del oleoducto, del que tienen conocimiento desde el 2014. La protesta Dakota, integrada ya por miles de personas, no solo involucra a pueblos originarios. Artistas como Leonardo Di Caprio y movimientos como Black Lives Matter, como muestra este artículo del sitio Fusion, han mostrado su apoyo a los pueblos reunidos en Sacred Stone.
Inspired by the Standing Rock Sioux’s efforts to halt the Dakota Access Pipeline. https://t.co/eP3GrnNZvl— Leonardo DiCaprio (@LeoDiCaprio) August 23, 2016
Mario Luna, vocero tradicional de la Tribu Yaqui de México, viajó al lugar de los hechos debido a una controversia que afecta tanto a los yaquis como a los Dakota: el derecho al agua.
Los yaquis luchan para la cancelación del Acueducto Independencia, un tubo de 135 kilómetros de largo inaugurado en 2010 que desvía agua del Río Yaqui para suministrarla a corporaciones a lo largo del Estado fronterizo de Sonora.
"La misma gente con la que estuve estaba sorprendida de la cantidad de delegaciones que arribaban al lugar", cuenta Luna a RT.
"El grueso de las siete mil personas eran nativos americanos. Conté 200 banderas de las delegaciones presentes", relata el yaqui.
Luna asevera que la euforia de la convocatoria fue tal que los medios de comunicación reprodujeron una victoria que, sin embargo, es parcial.
El medio alternativo estadounidense Democracy Now, cuya periodista Amy Goodman fue objeto de una orden de arresto mientras cubría las protestas, informó que instancias del Gobierno Federal como el Ejército, el Departamento de Justicia y el Departamento del Interior, anunciaron que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense no daría más permisos para que Dakota Access perfore la tierra bajo el río Missouri en tanto que el Cuerpo de Ingenieros termine de revisar los permisos dados el 26 de julio de este año.
Es decir, el Gobierno estadounidense no detuvo la obra, sino que solo instó a la empresa a detener voluntariamente la construcción del oleoducto en 32 kilómetros al este y al oeste de la represa Oahe.
"Los compañeros del Dakota siguen haciendo el llamado y dando la voz de alerta porque hay varias incursiones en las que la maquinaria intenta continuar con las obras", denuncia el indígena yaqui.
Protectores, no manifestantes
La primera respuesta del Gobierno de Dakota del Norte y de la Policía fue proteger a la empresa constructora. Más de 20 personas fueron arrestadas después de un choque registrado el fin de semana del Día del Trabajo estadounidense, los días 3 y 4 de septiembre, cuando guardias de seguridad soltaron perros de ataque y lanzaron gas pimienta sobre los opositores al oleoducto.
Energy Transfer Parterns amenazó con emprender más acciones legales contra los defensores del territorio bajo el motivo de que amenazaban la seguridad energética de EE.UU.
"Esta lucha histórica está uniendo a los Očhéthi akówiŋ como nada lo hizo antes […] desde todo el país las tribus nos dan cobijo, comida y, lo más importante, gente que ora". Este testimonio de un joven llamado Iyuskin American Horse, recogido por 'The Guardian', muestra que, pese a la represión gubernamental, el apoyo al pueblo Dakota no mengua.
"Nuestros viejos nos dijeron que si Zuzeca sape, la serpiente negra, cruzara por nuestra tierra, nuestro mundo se acabaría. Zuzeca vino en la forma del oleoducto, así que debemos luchar", dice el joven en el reportaje.
El diario 'The New York Times' publicó el 24 de agosto una cabeza de nota que molestó a los pueblos originarios. Ante la publicación de la crónica 'Ocupar el prado', los indígenas contestaron en el sitio CommonDreams que ellos siempre han ocupado el lugar y recalcaron: "no somos manifestantes, somos protectores del agua".
En el texto, firmado por líderes y ancianos del Campamento en Sacred Stone, insisten en que, según diversos tratados, se les debe dar un trato de nación a nación.
También aclararon que su lucha no es solo por el derecho al agua de la Gran Nación Sioux: "Oramos por el agua usada por agricultores en Iowa e Illinois, el agua consumida por niños de las escuelas en Dakota del Sur, Missouri, Tennessee y Arkansas".
"Millones de americanos toman el agua que viene de este sistema de ríos", agregan.
El agua y las otras rehivindicaciones
El movimiento opositor al oleoducto en territorio indígena convocó dos Semanas de Solidaridad Global que transcurrieron del 3 al 17 de septiembre. Con estas actividades buscaron colocar el tema del derecho al agua no solo en relación a los indígenas estadounidenses, sino en relación a todo el mundo.
Tell @POTUS to revoke the Dakota Access Pipeline permits! #NoDAPLhttps://t.co/6aq5KTgSfQpic.twitter.com/f4If7Z54tv— Greenpeace USA (@greenpeaceusa) September 15, 2016
"Debemos enfocarnos en lo común, en lo que nos conecta a todos en el mundo. Y eso es el agua", dijo la indígena Krystal Two Bulls al medio Real News el pasado 2 de septiembre.
Mario Luna opina que la lucha contra el oleoducto detonó otras reivindicaciones de los pueblos originarios norteamericanos, como su derecho a la consulta, una ley especial para ellos en Estados Unidos, o el reclamo de otras afectaciones como el derrame vertido por Gold King Mine a un río que afectó a 2.000 integrantes del pueblo Navajo.
También recordó que el 60% de la población Dakota se dedica a la pesca del salmón en el río Missouri, por lo que no sólo se verí afectado el derecho de los pueblos a su territorio, sino todo su sistema de substistencia.
"Coincidimos en la preocupación por el agua. El hecho de que el oleoducto pase debajo de ese río, con todo y avances tecnológicos, puede causar accidentes", dijo. Y adelantó: "el pueblo yaqui estuvo con el presidente de la nación Dakota y quedamos en volver".
Al-Dabi Olvera