Dana Frank, profesora de historia en la Universidad de California (Estados Unidos), ha publicado un artículo en el 'New York Times' en el cual vuelve a poner encima de la mesa el rol de EE.UU. en los crímenes políticos cometidos en Honduras. Frank, especializada en el estudio de la política de Washington hacia ese país centroamericano, recuerda el asesinato de la activista Berta Cáceres en marzo de 2016 y remarca la "política represiva" del Gobierno hondureño.
"Tuvo que morir asesinada Berta Cáceres para que, por fin, se abriera un debate público en EE.UU. sobre la financiación que la Administración Obama ofrece a las peligrosas fuerzas de seguridad de Honduras", señala esta analista.
Frank recuerda que, en junio, un grupo de congresistas estadounidenses propuso impulsar la llamada 'Ley Berta Cáceres para los derechos humanos en Honduras'. Esta normativa exigía suspender todo tipo de ayuda económica en materia de seguridad al país centroamericano. Sin embargo, la legislación no fue aprobada.
"Proporcionamos millones de dólares para asistencia en seguridad a Honduras, pero estas mismas fuerzas de seguridad se han creado para atacar y matar a activistas ambientales, laborales y de derechos humanos, como Cáceres, sin ninguna respuesta efectiva de las autoridades", declaró a 'The Guardian' el congresista Hank Johnson.
Asesinatos políticos sistemáticos
Apenas tres meses después de la muerte de Cáceres, Lesbia Yaneth Urquía, también militante del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), apareció muerta.
Antes, un exsoldado de las Fuerzas Especiales del Ejército hondureño develó que Berta Cáceres estaba en una lista negra de su comando de élite, lo cual involucró de manera directa en el crimen a las autoridades militares y políticas de Honduras.
Dana Frank subraya que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en lo que va de año han sido asesinados un mínimo de ocho activistas, que se suman a las muertes violentas de periodistas críticos con el poder. En 2015 ya fueron asesinados 10 trabajadores de prensa, ubicando a Honduras en segundo lugar de esa clasificación latinoamericana, detrás de México.
Un país clave en la geopolítica estadounidense
"El golpe de Estado de 2009 contra Manuel Zelaya es, de alguna manera, el comienzo de una contraofensiva imperial, que estamos viviendo muy claramente en estos días", aseguró el periodista y analista internacional Fernando Vicente Prieto a RT.
De acuerdo con este columnista de TeleSUR, "durante todo el siglo XX Honduras fue un bastión para Washington en la región", "desde allí desarrolló la guerra de los Contras hacía la Nicaragua sandinista" y en el territorio posee "una de sus bases militares más importantes".
Prieto hizo hincapié en que "a partir de la desclasificación de documentos, salió a la luz que los asesores de la que fuera secretaria de Estado, Hillary Clinton, le plantearon la necesidad de reconocer que hubo un golpe en Honduras y de disminuir la ayuda" a ese país. Sin embargo, la actual candidata a la Casa Blanca "hizo lo posible para que ese golpe fuera exitoso" y lo legitimó "mediante unas elecciones controladas por el mismo régimen golpista".
La represión como herramienta de control
Fernando Vicente Prieto destacó que hoy "vemos una Honduras controlada por la extrema derecha", donde se da "un gran nivel de agresión de las transnacionales sobre el territorio". Al mismo tiempo, en el país se lleva adelante "una militarización al servicio de la geopolítica continental de EE.UU." y para "garantizar la represión interna mediante el asesinato de activistas de organizaciones populares, periodistas y todo aquel que se oponga a este modelo de neoliberalismo extremo".
Esta analista consideró que "EE.UU. tiene una responsabilidad fundamental en esta situación a pesar de que, como hace habitualmente, intenta camuflarla diciendo que es para el bien de Honduras" y denunció que "lo que ellos llaman ayuda humanitaria" es parte de un combo, que trae aparejado "la pérdida de soberanía, el control territorial y el establecimiento de gobiernos que se ponen en contra de la población".
"Por eso es un argumento muy hipócrita, justamente porque la ayuda de EE.UU. es a las transnacionales y al Gobierno golpista", concluyó Prieto.
Santiago Mayor