Este miércoles 28 de septiembre la comisión neerlandesa encargada de la investigación del siniestro del vuelo MH17 –que dejó 298 muertos– publicó un informe con sus conclusiones sobre el caso. La periodista de RT Paula Slier ha hablado con las familias de las víctimas y con ciudadanos de los Países Bajos.
Silene Fredriks-Hoogzand es madre de una de las víctimas: su hijo de 25 años, Bryce, y su novia, Daisy, se encontraban entre los pasajeros del vuelo MH17 de Malaysia Airlines. Cuando se le pide que describa lo que se siente, ella responde: "Un infierno, un infierno real. Es muy difícil perder a su hijo".
La mujer habla tiernamente de la pareja y comparte lo que tenían en mente para el futuro: "Eran muy cariñosos. Querían formar una familia. Tenían muchos planes. La madre de Daisy había muerto poco antes, y la joven aún tenía mucho dolor y pena, por eso se dirigían a Bali para pasar unas semanas, para divertirse".
Fredriks-Hoogzand admite que imagina una y otra vez lo ocurrido: "Nos dijeron que la parte del avión donde se sentaban aún voló 6 kilómetros antes de estrellarse. No estoy seguro de que estuvieran al tanto de lo que pasaba. Es una pesadilla también. Es una película en mi cabeza".
Los neerlandeses llevan dos años llorando a sus víctimas. Sin embargo, existe una ciudad que sufrió el golpe más doloroso. La localidad de Hilversum, ubicada en el norte del país, perdió 15 de sus residentes. Eran tres familias.
Cada vecino tiene muy presente aún los terribles acontecimientos. Cerca de una iglesia de la localidad crecen unos girasoles cuyas semillas fueron recogidas del campo ucraniano donde se estrelló el avión. Uno de los habitantes de Hilversum admite el dolor que embargó al municipio: "Fue como si se hubieran producido los atentados del 11 de septiembre, nadie podía creer lo que había pasado".
"Quisiéramos saber quién y por qué lo hizo. ¿Por qué? ¿Lo hizo a propósito o por accidente? ¿Quién y cómo? Necesito saberlo", se pregunta Fredriks-Hoogzand.