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La esposa del mejor espía de la II Guerra Mundial puso en jaque a los aliados

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Juan Pujol, alias "Garbo", fue el agente doble que convenció a Hitler de que la invasión aliada iba a ocurrir en el estrecho de Calais y no en Normandía.

Araceli González, la esposa del espía español Juan Pujol García, alias "Garbo", el agente doble más importante que tuvo Reino Unido durante la II Guerra Mundial, estuvo a punto de revelar la profesión de su marido al no soportar su vida en Londres. 

Así lo revelan unos documentos oficiales del servicio de contraespionaje británico MI5 hechos públicos por los Archivos Nacionales de Kew, que explican cómo la esposa de Pujol amenazó en 1943 con revelar la identidad de su marido si no le permitían viajar a España para ver a su familia. 

La vida como esposa de un agente doble

A Pujol no le resultó fácil trabajar para los servicios secretos ingleses y fue rechazado en varias ocasiones. Por ello, decidió ofrecerse a la Abwehr, los servicios militares de inteligencia alemanes, que en España disponían de una red de espionaje al más alto nivel. Así, el matrimonio se desplazó a Lisboa y desde allí empezó a filtrar información a la oficina madrileña de la Abwehr haciéndoles creer que estaban en Inglaterra. Su vida dio un giro en 1942, cuando Juan Pujol consiguió que los ingleses le captasen como agente doble.

En Inglaterra, la pareja y sus dos hijos vivían en Harrow, cerca de Londres, en una casa proporcionada por el MI5. Desde allí, Pujol realizaba sus labores de doble agente, haciendo creer a los alemanes que estaba espiando los movimientos de los ingleses a través de una red de subagentes falsos que trabajaban para él.  

Sin embargo, los documentos desclasificados este miércoles muestran que su mujer se sentía completamente abandonada y ansiaba regresar a España, aunque solo fuese una semana para visitar a su familia. Araceli González no soportaba el clima de Inglaterra, ni su idioma o su alimentación en tiempos de guerra. Además, Pujol no aprobaba sus reuniones con otros españoles que residían en Londres, ya que temía que a su mujer se le pudiese escapar algún dato sobre sus labores como agente doble.

Las amenazas de su esposa

La situación acabó con la paciencia de Araceli, y en 1943 amenazó con ir a la embajada española y contarlo todo. "Aunque me maten, me voy a la embajada", le dijo la mujer al oficial de confianza que Pujol tenía a su cargo, Tomas Harris. "No quiero vivir ni cinco minutos más con mi esposo", contemplan los informes.

En uno de los escritos, Harris habla de "la nostalgia aguda de la señora G", y explica que "nunca ha logrado adaptarse al modo de vida inglés, ni tan siquiera ha sido capaz de aprender el idioma". "Su deseo de volver a su país y, en concreto, de ver a su madre, la han impulsado a comportase a veces como si estuviera desequilibrada", narra Harris. 

Su marido, incluso, ideó un plan para hacer creer a su esposa que había sido encarcelado al tratar de defenderla. Finalmente, a cambio de su "liberación", Araceli firmó una declaración diciendo que cesaría en su deseo de volver a España y que nunca más amenazaría con revelar la identidad de su marido. 

Pujol fue "liberado", sin embargo la desesperación de Araceli la llevó a intentar suicidarse en su casa abriendo la llave de gas de la cocina. Los servicios de inteligencia británicos nunca supieron si se trataba de una amenaza real o no, pero sí estaban convencidos de que no podían permitirse que la esposa de Pujol saliese del país y pusiese en riesgo toda la operación. Así, el MI5 colocó un servicio de vigilancia cerca de la embajada española, de forma que Araceli sería detenida en el momento en el que se acercara al edificio. 

Uno de los espías más importantes de la II Guerra Mundial

El trabajo de desinformación de Garbo llegó a convencer a Hitler y sus colaboradores de que la invasión aliada ocurría en el estrecho de Calais, a casi 250 kilómetros de Normandía, y que el desembarco de Normandía era solo una maniobra para desviar a las tropas alemanas. Cuando Hitler fue consciente del engaño, la operación ya era un éxito y la movilización de las divisiones acorazadas ya nunca tendría los mismos resultados. 

Después de la II Guerra Mundial, ante el temor de posibles represalias de supervivientes nazis, Pujol viajó a Angola con la ayuda del MI5 y fingió su muerte por Malaria en 1949. Ya separado de su mujer, se estableció en Venezuela, donde se volvió a casar y tuvo otros dos hijos. Vivió en el anonimato hasta 1988, fecha en la que falleció. Durante décadas se le dio por muerto, incluso su primera mujer y los dos hijos que tuvo con ella lo creían así.

Garbo tiene el honor de ser la primera y una de las pocas personas condecoradas con medallas de ambos bandos, la Cruz de Hierro alemana (1944) y la Orden del Imperio Británico, que recibió tras finalizar la II Guerra Mundial.

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