Tras la polémica protagonizada por el presidente de la República de Filipinas, Rodrigo Duterte, por sus declaraciones en las que se equiparaba con Adolf Hitler, el portavoz del mandatario, Ernesto Abella, se vio obligado a dar explicaciones al respecto.
Abella señaló que el líder filipino no quería elogiar a Hitler ni tomar el Holocausto como un modelo para su política de asesinar traficantes; una política que, según el portavoz, busca salvar "el futuro de las próximas generaciones del país". Igualmente aseguró que Filipinas reconocía la "trágica y dolorosa historia del pueblo judío". "No deseamos despreciar la profunda pérdida de seis millones de judíos en el Holocausto", expresó Abella en su comunicado oficial.
Sus declaraciones buscan disminuir la repercusión negativa de las palabras del mandatario filipino en la comunidad judía que se pronunció al respecto. "No solo resulta profundamente inhumano, sino que demuestra una falta de respeto por la vida", aseveró Ronald S. Lauder, presidente del Congreso Judío Mundial.
Por su parte, el ministerio de Exteriores de Alemania calificó la posición de Duterte de "inaceptable". También reaccionó la Oficina del Asesor Especial para la Prevención del Genocidio de las Naciones Unidas, que considera que el mandatario debería hacer un uso "moderado" de su lenguaje porque invita a la discriminación, la violencia, la hostilidad y podría desencadenar una serie de crímenes contra la humanidad en Filipinas.