El Ministerio de Defensa de Rusia confirmó este martes que una batería de lanzadores de misiles del sistema de defensa aérea ruso S-300 había sido enviada a Siria para defender la base naval rusa en la ciudad de Tartús, así como los buques de guerra.
Según indica el diario ruso 'Vzgliad', la base naval rusa en Tartús necesita una cobertura de aire adicional, mientras que el complejo S-400 desplegado en Jmeimim está destinado a proteger operaciones aéreas específicas, y su capacidad para resolver los problemas del día a día no es suficiente. Aumentar la seguridad aérea de Jmeimim y Tartús es urgente ahora, debido a que los yihadistas han pasado a los métodos terroristas después de las derrotas militares sobre el terreno, apunta 'Vzgliad'.
Las características técnicas del 300-S
La seguridad de Tartús en los últimos meses estuvo garantizada desde el mar a través del constante patrullaje del Mediterráneo oriental por grandes buques de la Armada rusa equipados con sistemas de defensa aérea modernas, tales como el Fort, creado sobre la base del mismo sistema S-300. Pero el patrullaje constante tiene una serie de características que pueden afectar negativamente a la capacidad de defensa de la base de Tartús, en particular, la necesidad de rotar regularmente los barcos. Además, la zona de seguridad de Tartús se extiende hacia el sur y el sudeste en lugar del oeste, por lo tanto el potencial de los buques militares no se utiliza en su máxima capacidad.
Según señala el periódico, los yihadistas no poseen misiles de crucero y aviones con tecnología furtiva, pero son capaces de producirla con los materiales disponibles y utilizar armas que podrían causar serios daños a los objetivos de corto alcance.
'Vzgliad' resalta que la capacidad del S-300 es requerida justamente para interceptar este tipo de ataques, y que el bombardeo sobre la embajada rusa en Damasco no hizo más que confirmar la relevancia de las preocupaciones por parte de Moscú. Asimismo, el escudo antimisiles S-400 está diseñado para controlar el espacio aéreo sobre distancias de hasta 500 kilómetros y garantizar el dominio aéreo.
La histeria de EE.UU.
Desde el punto de vista de EE.UU., el despliegue del S-300 en Tartús está destinado contra ellos, ya que el Estado Islámico no dispone de misiles de crucero ni aviones. Sin embargo, según recuerda el diario, la creación de un nuevo escudo antimisiles de EE.UU. en Europa del Este fue justificada originalmente por la protección "contra Irán", que tampoco dispone de misiles de largo alcance. Por lo tanto, si la parte estadounidense no va a utilizar misiles de crucero contra las posiciones de las tropas del Gobierno sirio o contra las bases e instalaciones militares rusas, el Pentágono no tiene razones para preocuparse, agrega 'Vzgliad'.
La presencia de buques de guerra rusos en el Mediterráneo oriental y el sistema S-400 en Jmeimim no habían provocado histeria en el Pentágono y en los medios de comunicación. Pero ahora ―tras el fracaso de la parte estadounidense sobre la cooperación con Rusia en Siria― la situación ha cambiado, comenta el medio.
Los recientes ataques aéreos por parte de Estados Unidos y sus aliados contra las posiciones de las tropas sirias en el Deir ez Zor y un convoy humanitario en Alepo han planteado una gran cantidad de interrogantes al mando estadounidense. Por ello, 'Vzgliad' afirma que la aparición de otro escudo antimisil ruso en la zona realmente puede afectar la actividad aérea de la coalición militar liderada por EE.UU. La misma presencia del S-300 en Tartús "limita psicológicamente" la capacidad de los aviones de EE.UU., concluye el periódico.