Este jueves, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha asegurado desde la isla de Mindanao que si Estados Unidos y la Unión Europea "están descontentos" con su "guerra contra la droga" y, por ese motivo, desean dejar de apoyar a su país, deberían "hacerlo", informa 'Daily Mail'.
"No espero que los grupos de derechos humanos, ni Obama, ni la UE me comprendan", con lo cual "si creen que ha llegado la hora de de quitarnos su apoyo, adelante: nosotros no suplicaremos", aseguró el mandatario filipino durante un discurso televisado con motivo de una entrega de premios a policías.
"Ustedes nunca comprenderán el dolor que estamos sufriendo, márchense y entreguen su dinero a otro. Sobreviviremos como nación y ya llegará el Día del Juicio Final", concluyó Duterte y recoge Inquirer. Esta misma semana, el líder filipino mandó al presidente de EE.UU. "al infierno" y aseguró que, si su país no quiere venderle armas a Filipinas, acudirá "a Rusia".
Más de 3.600 personas han perdido la vida en Filipinas desde que el presidente Rodrigo Duterte asumió el poder el pasado 1 de julio e inició su guerra contra los narcos y el crimen. Como consecuencia de estas acciones, las relaciones entre los mandatarios filipino y estadounidense han empeorado de manera significativa.
- El 5 de agosto, Duterte llamó al embajador de EE.UU. en Manila, Philip Goldberg, "hijo de puta" y "gay" y le acusó de interferir en los asuntos internos de Filipinas durante las últimas elecciones.
- Como respuesta, Washington exigió explicaciones y convocó al jefe adjunto de la misión consular de Filipinas en EE.UU., Patrick Chuasoto, para que aclarara esos comentarios ofensivos.
- Un mes después, el 5 de septiembre, Duterte advirtió a Barack Obama que no le preguntara sobre los derechos humanos durante la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean, por sus siglas en inglés), de lo contrario, "hijo de puta, te insultaré en ese foro".
- Tras ser agraviado, Barack Obama canceló el encuentro que tenía previsto mantener con su homólogo filipino.
- El 16 de septiembre un centenar de personas se congregó a las puertas de la Embajada estadounidense en Manila para exigir la retirada de las bases militares norteamericanas que aún operan en Filipinas.