El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se reúnen esta semana en Washington para celebrar su cumbre anual en un momento en el que la economía mundial se enfrenta a grandes desafíos económicos fomentados por los cambios en las últimas décadas, según asegura Bob Hennelly en la revista estadounidense 'Salon'.
Este analista destaca que existe una creciente evidencia de que se está produciendo una desintegración inevitable del consenso mundial que permitió la creación de estas grandes instituciones financieras después de la Segunda Guerra Mundial y que esa nueva realidad conducirá al "fin de la economía mundial tal como la conocemos".
De este modo, Hennelly indica que los niveles del comercio y crecimiento económico mundiales siguen decepcionando y los bancos centrales de Europa, Japón y Estados Unidos se han quedado sin ideas sobre cómo restaurar las tasas económicas previas a la crisis de 2008. Además, aunque existe una gran posibilidad de que se produzca una recesión mundial de billones de dólares en deuda pública y privada, la población estadounidense "está cegada" por los escandalos relacionados con su campaña electoral.
Las causas
Bob Hennelly estima que este momento de gran ansiedad global es el resultado de una confluencia de tendencias que van más allá del ciclo económico y enumera las tendencias predominantes que han contribuido al receso actual en el sector financiero:
- El envejecimiento de la población, la globalización y la automatización de las economías desarrolladas.
- En algunas partes del mundo, el inicio del calentamiento global, desde el aumento del nivel del mar a los cambios del clima.
- Varios conflictos armados regionales prolongados (Siria, Afganistán, Irak etc.) afectan a múltiples países.
- La desigualdad en la distribución de la riqueza mundial, que está sacudiendo los esquemas de las instituciones económicas internacionales. Según los datos del Banco Mundial, cerca de 1.200 millones de personas padecían pobreza extrema en 2013.
- Algunos críticos sostienen que esos organismos promueven una especie de colonialismo del siglo XXI y encadenan a los países en vías desarrollo debido a sus deudas nacionales.
Bob Hennelly concluye que, aunque la llamada pobreza extrema ha disminuido en el mundo, los organismos financieros internacionales no han logrado acortar el precipicio entre los más ricos y los más pobres. De hecho, a principios de este año un informe de Oxfam indicó que las 62 personas más ricas del mundo poseen la misma cantidad de dinero que la mitad más pobre de la humanidad.
Por lo tanto, mientras algunos observadores creen que el desacuerdo de muchos países con el multilateralismo internacional es consecuencia del "racismo xenófobo", también existe la posibilidad de que la verdadera causa del desencanto con el trabajo del FMI y el Banco Mundial consista en que estas instituciones han fracasado a la hora de lograr la estabilidad global.