Este 9 de octubre, la Universidad de Washington en San Luis (Misuri, Estados Unidos) acogió el segundo debate entre los candidatos a la Casa Blanca, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, casi un mes antes de las elecciones presidenciales.
Este encuentro tuvo lugar tras las revelaciones sobre ambos aspirantes que, en las últimas horas, se lanzaron diversas acusaciones sobre sus respectivas conductas o las de sus seres queridos.
Para el analista y periodista mexicano Vladímir de la Torre, durante este último tramo se está "haciendo mucho daño a la institución presidencial", dado que "ninguno de los dos candidatos parece tener ética suficiente" para ocupar el Despacho Oval.
Un debate al rojo vivo
Como prueba de la tensión prevista, los dos candidatos evitaron estrecharse la mano antes de comenzar. Las primeras preguntas trataron sobre el polémico video de 2005 en el que en el que Trump se refirió a las mujeres con comentarios groseros y Clinton atacó duramente para intentar justificar por qué el magnate no debe ser presidente de EE.UU.
No obstante, cuando parecía que Trump se quedaría a la defensiva, paso a la ofensiva. Respecto a ese documento gráfico, el multimillonario aseguró que hay cosas mejores de las que ocuparse, como combatir a los terroristas del Estado Islámico. Posteriormente, el candidato republicano jugó sus cartas o, más bien, con las 'cartas' de Clinton, pues volvió a recordar el escándalo de los correos electrónicos en el que la candidata demócrata está involucrada y la acusó de haberlos borrados todos. Asimismo, mencionó el tema los antiguas aventuras amorosas de su marido y expresidente de EE.UU., Bill Clinton, y los testimonios de las mujeres de las que abusó.
Hillary Clinton respondió que las acusaciones de Trump sobre los correos son "mentira" y que "menos mal que alguien como Donald Trump no esta a cargo de la Justicia de nuestro país", a lo cual el republicano respondió "porque estarías en la cárcel".
Ese "peligro" llamado Rusia
Hillary Clinton no tardó en señalar a Rusia por los ataques informáticos contra su partido y otras filtraciones de correos electrónicos, trató a Moscú como una amenaza para Washington y dio a entender que "tiene intereses conjuntos" con Trump.
Por su parte, el aspirante republicano respondió que "no conoce Rusia, ni Moscú, ni a Putin" y no tiene negocios en ese país, pero valoró que sería "estupendo" que tuvieran "buenas relaciones" para "combatir de manera conjunta al Estado Islámico".
El conflicto de Siria
Respecto a la posición de los candidatos sobre política exterior, concretamente sobre la situación del conflicto en Siria, Clinton denunció que "la situación es catastrófica" y acusó a Rusia y al Ejército de Damasco de no prestar atención a luchar contra el EI, sino a bombardear a civiles en la ciudad de Alepo porque Moscú no escatima esfuerzos en reforzar y mantener en el poder al presidente sirio, Bashar al Assad.
El Kremlin "ha decido que se lo juega todo en Siria" y "yo detendré a Rusia cuando sea presidenta y haré que se investiguen los crímenes de guerra cometidos por Moscú y Damasco", afirmó la candidata demócrata.
Ante esta intervención, el candidato republicano discrepó con contundencia: Hillary Clinton "no sabe ni siquiera quiénes son los rebeldes en Siria, no le importa, sólo quiere armar a gente para derrotar a Assad", solo "hay que ver lo que hizo en Libia para derrotar a Gaddafi", eso fue "un desastre y un error".
Trump detalló que "no hay más que ver cómo Rusia trata la situación allí, cómo junto con Irán y el Gobierno sirio está luchando y acabando con el EI" y opinó que su país también debe combatir y destruir a los yihadistas "antes de que sea demasiado tarde".
El magnate norteamericano también criticó tanto la política exterior del presidente de EE.UU., Barack Obama, como la que defiende Clinton —"¿Por qué no se puede hacer algo en secreto, en vez de avisar?— y puso como ejemplo de mala praxis de la política exterior estadounidense su manera de actuar en Mosul (Irak), la autodenominada capital del EI: "Nuestra política exterior y nuestros militares" avisaron "de manera estúpida" que atacaríamos esa ciudad y todos los líderes terroristas tuvieron "tiempo de sobra" para huir; "si se hubiese realizado una ofensiva secreta, la situación hubiese cambiado mucho".
Gobernar para todos
En otro momento del debate, Hillary Clinton aseguró que quiere ser presidenta para todos los estadounidenses —"independientemente de su creencia política, religión o apariencia"— y contempló el futuro de EE.UU. de manera "optimista", porque planea "curar" su país y está dispuesta a trabajar con todos sus compatriotas para lograr ese objetivo.