España no es país para científicos
A lo largo de los últimos dos años se han ido acumulando las evidencias de que, en caso de haberse producido una recuperación económica en España, no está dejándose sentir en el ámbito de la la I+D (investigación y desarrollo) ni en la comunidad científica española, que sigue entre la espada y la pared, o más concretamente, entre la precariedad y el exilio.
El primer párrafo del último informe sobre la situación de la ciencia y la innovación en España elaborado por la Fundación Cotec es claro al respecto: "España cerró 2015 con un notable avance en el crecimiento del PIB, prolongando así la tendencia de recuperación que se inició en 2014. Una buena noticia, sin duda, para el sistema económico, que debe aprovechar este nuevo ciclo de crecimiento para transformarse y reinventarse. Desgraciadamente, los datos sobre educación e I+D+I, pilares fundamentales de la economía del conocimiento, no acompañan este dato para el optimismo, sino que ahondan más nuestra preocupación".
Este mismo lunes, un breve pero revelador reportaje de Europa Press vuelve a poner de relieve esta realidad, a menudo desapercibida entre las forzadas muestras de optimismo que se emiten al respecto desde el gobierno español. En dicho reportaje, varios testimonios aseguran que sigue sin tener sentido regresar a España, ya que "no hay futuro" en este país para los científicos, porque "no hay inversión, y por lo tanto no hay trabajo; y si lo hay, no está remunerado ni considerado como otras profesiones". Son palabras de Carlos Gascón, un ingeniero industrial eléctrico que trabaja en el CERN (Centro Europeo de Investigación Nuclear) en Ginebra (Suiza), en el que también trabajan otros casi 400 españoles para los que el regreso a España no es, ni de lejos, una buena idea.
Los datos del citado Informe Cotec, dibujan esa realidad de la que los españolen huyen, y de la que tratan de mantenerse lejos: pese al crecimiento del PIB español, el gasto en I+D ejecutado en España sigue descendiendo: en 2014 fue de 12.821 millones de euros, lo que supone una caída del 1,5% respecto a 2013. Las consecuencias de esta política de "contención de gastos" se dejan sentir de forma inmediata: en el sector público, el número de investigadores descendió un 17,2% en la Administración, y un 11,5% en la enseñanza superior. En el sector privado, también se produjo un descenso del 3,8%.
Y a largo plazo, se estima que las consecuencias serán también notables. Luis March, uno de los investigadores que participó en el acelerador ATLAS, actualmente contratado por la Universidad de Ginebra, explicaba a Europa Press que en España "no se entiende que la ciencia no es como la bolsa, que invierto y en tres días gano el triple. Esto es: invierto hoy y de aquí a unos años recojo los frutos, pero es a largo plazo".
Hace pocos meses, el propio Fondo Monetario Internacional mostraba su preocupación por el tratamiento precario que recibe el sector I+D en España. En concreto, el director de Asuntos Fiscales del FMI, Vitor Gaspar, recomendaba a España, a principios de Junio, precisamente, tener una mayor visión de largo plazo respecto a los incentivos concedidos al I+D de las empresas. Según sus datos, el Estado español necesita gastar mucho más y rediseñar algunos de los esquemas empleados. El Informe Cotec coincide plenamente: "Para recuperar la senda perdida, será necesario desplegar medidas que creen un entorno favorecedor de la innovación y solucionar deficiencias estructurales importantes. El análisis que presentamos pone de manifiesto algunas de esas deficiencias, entre otras: la baja participación del sector privado en la ejecución de las actividades de I+D, la falta de participación de los agentes financieros en la financiación de la innovación, o los malos resultados de nuestro sistema educativo".
David Romero