Marte, el planeta rojo, consta de dos satélites que orbitan en torno a él: Deimos y Fobos. Este último ha sido tema de debate y fuente de inspiración de teorías conspiratorias sobre civilizaciones extraterrestres desde que se descubriese en su superficie una solitaria y elevada formación rocosa, la cual fue bautizada como el monolito de Fobos.
Este monolito fue observado a partir de las fotografías tomadas en 1998 por la nave de la misión Mars Global Surveyor, en las cuales se puede apreciar una enorme roca puntiaguda de casi los 90 metros de altura sobre una zona desierta de Fobos, lo que hace que resulte increíble su existencia en esa región del satélite. Las imágenes han dado lugar a la suposición de que se trate de una gran construcción erigida por una civilización extraterrestre, entre otras teorías que rodean al planeta rojo, recoge la BBC.
No obstante, la comunidad científica de momento descarta las conjeturas sobre construcciones alienígenas y contempla teorías más razonables. Una de ellas es que esa extraña formación puede tratarse de un fragmento o escombro formado tras recibir el impacto de otro cuerpo celeste, como un asteroide, que bien podría haber impactado sobre Fobos o incluso rebotado desde Marte tras estrellarse un meteorito sobre la superficie marciana. Una buena parte de los escombros que se hallan en Fobos provienen de Marte.
Otra teoría relacionada con el propio origen del satélite afirma que el monolito puede constituir un fragmento de roca lunar que asoma a través de la superficie y cuyo origen podría estar en la corteza marciana. Esta suposición tiene como base la posibilidad de que tanto Fobos como Deimos formasen originalmente parte del cuerpo de Marte, pero que se desprendieran del planeta rojo después de que este colisionase con un gran protoplaneta.
Un estudio realizado este año apoya esta teoría, aunque matiza que tras el impacto contra el protoplaneta se generó un gran satélite que acabó por desintegrarse en miles de escombros de distintos tamaños. Muchos de ellos acabaron por desintegrarse al entrar en contacto con la atmósfera marciana o simplemente impactando contra el planeta, para finalmente quedar en órbita Fobos y Deimos.