La publicidad que le dio WikiLeaks a los correos electrónicos privados que involucran a la candidata presidencial Hillary Clinton no hace más que generarle complicaciones a la postulante demócrata, ya que muestran una importante serie de irregularidades.
'Hackeados' de la cuenta de su jefe de campaña, John Podesta, la correspondencia confirma, entre otras cosas, las sospechas de corrupción y de vínculos directos con periodistas mientras la candidata se desempeñaba como secretaria de Estado. El sitio LifeZette detalla cuáles son las seis revelaciones que más complican la vida a Hillary en este momento.
Corrupción en la Fundación Clinton
En este caso los correos electrónicos revelan que durante su gestión como secretaria de Estado, la Fundación Clinton fue favorecida con importantes contratos para la reconstrucción de Haití tras el terremoto que sufrió en 2011.
En ese sentido, los 'FOB' (Amigos de Bill Clinton) recibían un trato especial, diferente a quienes no pasaban ese filtro e, incluso, se supo que una encuesta financiada por los contribuyentes haitianos incluía una pregunta para evaluar al expresidente de EE.UU.
Además, contrariamente a su promesa de no aceptar donaciones de gobiernos extranjeros tras su llegada a la Secretaría de Estado, la Fundación recibió un millón de dólares en 2012 proveniente del Gobierno de Catar.
El sueño de las "fronteras abiertas"
En un discurso privado brindado en 2013 ante el banco brasileño Itaú, Clinton afirmó: "Mi sueño es un mercado común hemisférico, con libre comercio y fronteras abiertas". Sin embargo, a pesar de la presión de su propio partido –'LifeZette' evalúa como negativas a las posturas en privado de sus aliados–, la candidata se negó a hacer públicas las transcripciones de los discursos, por lo que se estima que ganó millones de dólares tras haber dejado el Gobierno.
"Deben ser rechazados porque son fundamentalmente antiestadounidenses", afirmó, según una transcripción de Wikileaks.
Entretanto, desde el partido Republicano utilizaron su expresión de "fronteras abiertas" para referirse de manera peyorativa a la política migratoria que impulsa Clinton.
Por otra parte, las filtraciones pusieron al descubierto que Hillary piensa que los políticos no pueden ser transparentes con el público y que hay cosas que deben quedar en el ámbito de lo privado. A esto se suma una red propagandística creada con periodistas afines a la demócrata. Entre ellos se encuentra Maggie Haberman, quien desde 'The New York Times' "nunca desilusionó" al construir un imagen positiva.
Otros trabajadores de prensa, como John Harwood, de CNBC, y Donna Brazile, de CNN, también trabajaron para la campaña.
Todo en secreto
Por último, las filtraciones de Wikileaks permitieron conocer que los consejeros de Clinton, entre ellos Podesta, hicieron todo lo posible por mantener en secreto los correos electrónicos comprometedores. Por eso, utilizaron la figura del llamado 'privilegio ejecutivo' para negar la entrega de los mensajes intercambiados con el presidente Barack Obama por un período de entre 5 y 12 años a partir del momento en el que el jefe de la Casa Blanca deje el poder.