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Sak Tzevul y su "rock verdadero": Música maya para curar México 



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Hace veinte años, un grupo de jóvenes músicos mayas tzotziles creó una banda de rock que pronto se convirtió en un movimiento reivindicativo.
Sak Tzevul y su "rock verdadero": Música maya para curar México 



Algunos académicos lo llamaron etnorock; los medios de comunicación lo bautizaron como rock indígena. Pero cuando el vocalista de la legendaria banda de ska mexicano Maldita Vecindad les preguntó cómo llamarían ellos mismos a su propuesta, los integrantes de la banda de rock Sak Tzevul respondieron: Batz'i rock.

El rock se extendió en América Latina hacia el final de la década de los ochenta gracias al apoyo de discográficas que crearon el concepto 'rock en tu idioma'. Ahí surgieron bandas como Soda Stéreo y los Fabulosos Cádillacs en Argentina y Café Tacvba en México.

El idioma al que se refería la publicidad del 'rock en tu idioma' era el castellano. Sobre los millones de hablantes en lenguas indígenas del continente americano nadie dijo nada hasta el surgimiento de una propuesta desde los pueblos originarios que brotó una década después, en 1996, en la región de los altos del estado mexicano de Chiapas, una de las entidades con mayor diversidad cultural y lingüística de México.

Damián Martínez, vocalista y fundador de Sak Tzevul  (relámpago en tzotzil) explica en una entrevista a RT que colocaron la palabra maya 'batz'i' a su propuesta musical porque el término se refiere a lo verdadero desde la cosmovisión de su pueblo.

"Lo verdadero, pero no en términos de que lo diferente es incorrecto; sino de que lo verdadero es lo más cercano a mí, lo que conozco, lo mío. Es nuestra música", afirma.

"Es más que rock indígena", cuenta. "Es una música tradicional pero con instrumentos de Occidente", explica desde la ciudad de San Cristóbal de las Casas, justo en frente de las calles que tantas veces han recorrido los pueblos indígenas en su reivindicación por sus derechos y su cultura.

El roquero, de lentes negros y cabello largo, cuenta que el levantamiento indígena zapatista de 1994 en Chiapas comenzó a generar diversos procesos de transformación en Chiapas. La música no quedó exenta.

Sak Tzevul nació en 1996, año en el que se conformó el Congreso Nacional Indígena y los pueblos originarios del país  negociaron con el Gobierno mexicano la firma de los Acuerdos de San Andrés, los cuales garantizarían sus derechos políticos y culturales. Finalmente, el Ejecutivo se retractó de su firma y dio marcha atrás con las negociaciones.

"Fue un empuje la efervescencia del momento y otro la capacidad de experimentar algo nuevo. Ahora ya se ha reconocido esto de las lenguas como un valor cultural del pueblo mexicano: nos benefició la aceptación de nuestra onda", relata Martínez.

La serpiente jaguar

El músico explica que la cosmovisión maya es incluyente, abierta, y se va expandiendo: "Es una filosofía de vivir". Por ello, su rock no se limita a ritmos pesados ni a una sola lengua.

Sak Tzevul ha compuesto en tseltal, tojolabal, japonés y español. Ha visitado países como Rusia, Francia, España, Japón, Canadá y EE.UU. Cuando los quisieron clasificar como World Music, respondieron: "Toda la música es música del mundo". 

Desde la fundación de Sak Tzevul han surgido muchas bandas tzotziles como Vayijel (espíritu animal), originarios del municipio de San Juan Chamula, y Lumaltok (niebla), de Zinacantán.

La música de Sak Tsevul es variada en géneros; sus temáticas van desde lo espiritual y lo sentimental a la protesta y reivindicación de su identidad: "Lo común de la vida".

Tocan baladas, son, incluso en París montaron un 'show' acústico. Han hecho hasta canciones tradicionales rancheras. Por sus filas han desfilado músicos que tocan el trombón, tambores tradicionales, percusiones, vibráfono. Además tuvo entre sus filas a dos violinistas japonesas que dieron a Sak Tsevul un toque particular por muchos años.

Sin embargo, Martínez admite que se han centrado mucho en el ambiente local de su pueblo, que transcurre en Chiapas. Afirma que su intención es engrandecer lo pequeño y lo local para un público de todo el mundo.

En 2006, el grupo realiza su primera producción independiente: 'Muk ta Sotz' (El gran murciélago). El último disco, 'Selva soñadora', es un compendio de poemas roqueros que hacen referencia a la lucha de las comunidades de Chiapas y contiene algunas canciones en castellano. La canción más conocida es una adaptación del el Bolomchón, una deidad con aspectos de serpiente y jaguar al cual se le dedica un tipo de música tradicional que se toca en todo Chiapas. La banda arregló la canción, le colocó una estructura de rock y fue ampliamente aceptada en las comunidades.

Racismo

Los diez primeros años del Batz'i rock fueron inciertos. De las veinte bandas que había en los noventa, solo ellos permanecen. A la fecha, cuenta Martínez, su música no tiene el reconocimiento del rock mexicano. Hoy, el Batz'i rock no está en las grandes cadenas mexicanas como Televisa y Televisión Azteca y casi no ocupa lugares en los festivales de rock.

"Al rock realizado en lenguas originarias se le ve por separado. No se les incluye en el nuevo compendio de rock mexicano", asegura.

"Tiene que ver con el México racista, no hemos cambiado el modo de ser y lo indígena lo dejamos en lo institucional. Si el concierto cobra tanto no vas, pero si viene Cold Play... Es inconsciente y aceptado", lamenta.

Después de varios años, más de 200 bandas y músicos indígenas lograron la creación de un programa gubernamental llamado De tradición y nuevas rolas. Hay apoyo institucional para la realización de conciertos todo el año y talleres con distintos músicos, como el jazzero Jaime López. Sin embargo, los grupos no tienen un contrato.

La música como medicina

El Batz'i rock se convirtió ya en una motivación, opina Martinez. La música surgida desde las comunidades da un espacio para ser jóvenes y para ser tratados con dignidad, asevera. Los jóvenes tienen una banda en cada pueblo. Incluso, ahora existen músicos tradicionales que comenzaron tocando rock.

"La música es una medicina, pero no solo porque se escuche bonita. La música tradicional en los pueblos canta su historia y eso es regenerador, registrar y volver a comunicar algo que sale del corazón. Es una forma de medicina", abunda. 

Como grupo, siguen un camino musical, más que una carrera. Aunque quieran adoptar los estereotipos y lugares comunes del 'rockstar' que graba discos, bebe y "se suicida" terminaron convirtiendo su música en una filosofía propia

"Sirve para dialogar con otros pueblos de Chiapas, del país y del mundo. Es una carta de presentación y es la llave para entrar en otros mundos", asevera.

Ahora está entre sus planes crear una productora desde el inicio, que sea independiente y tenga sus principios y visión propia, pero que mire hacia el mundo.

El proyecto, relata Martínez, deberá partir de su música y encontrar una forma propia y digna de venderla. Además, el grupo también está de celebración (lo constata el 'hashtag' #20AñosDeBatziRockEnMexico).


El tiempo del viento

En un punto, mientras tomamos café de Chiapas, el músico cuenta que, por más que se quiera banalizar o aislar, su música no puede escapar de la historia de sus pueblos ni quedarse con los brazos cruzados.

"Hay brasas ocultas entre las cenizas, pero están coloradas; hay un tiempo confuso en el país, mucha corrupción, lo que pienso es que siempre las ha habido en México pero de formas más viles. Nos tenemos que ir sanando. Y la música es para alimentar tu espíritu", explica.

El músico enumera las fosas comunes encontradas en todo el país, masacres, en Chiapas la represión contra el movimiento magisterial: "Eso siempre ha sido, es nuestra historia de México y América, historia de saqueo. Hay trasnacionales chupando la sangre de la tierra".

"Pero ahora es el tiempo del viento, la comunicación es viento en nuestra lengua: ik'. Otra vez van a renacer nuestros pueblos, pero de una manera consciente", augura.

Al-Dabi Olvera

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