"El alto el fuego en Siria es malo para la paz, si lo exigen EE.UU. y sus aliados"

El periodista y escritor británico Neil Clark expone los verdaderos motivos de Occidente para prolongar alto el fuego en Siria.

El periodista y escritor británico Neil Clark ha expresado en su último artículo su punto de vista respecto a la situación de Siria. Este analista ha publicado en RT que el alto el fuego en ese país "es malo para la paz" cuando "son EE.UU. y sus aliados más próximos quienes lo exigen" y expone las razones de esta aparente paradoja.

Los verdaderos motivos

Este 18 de octubre, Rusia y Siria suspendieron sus operaciones militares y establecieron una pausa humanitaria en Alepo durante 48 horas. Clark indica que Estados Unidos y el Reino Unido insisten en prolongar ese cese de las hostilidades porque aseguran que a Occidente le preocupan "los civiles sirios", pero estima que, si alguien se cree esas palabras, probablemente piensa que "Irak tuvo armas de destrucción masiva en 2003".

Este especialista opina que "la triste verdad" de las anteriores pausas bélicas de EE.UU. en Siria es que no estaban destinadas a obtener la paz, sino "a recuperar territorios y rearmar a sus aliados".

El analista también destaca que "el mero hecho" de que los norteamericanos estén "tan entusiasmados" por este receso indica que el conflicto no sigue los cauces que "habían planeado" porque, en esos casos, EE.UU. "nunca muestra interés en hacer pausas 'humanitarias'" para "proteger a los civiles", debido a que la compasión "no está en su agenda".

La experiencia del pasado

Neil Clark recuerda que en 1999, cuando la OTAN bombardeó la antigua Yugoslavia de manera ilegal durante 78 días, EE.UU. no hizo caso a las exigencias humanitarias para que cesaran los ataques durante la Pascua ortodoxa. El 15 de abril de ese año, los norteamericanos rechazaron un plan de Alemania para comenzar una pausa en la ofensiva de 24 horas, mientras que el antiguo primer ministro británico, Tony Blair, también se mostró reticente a poner en práctica esa idea.

En aquel momento, el Vaticano aseguró que el papa Juan Pablo II consideraría como "un gran gesto humanitario la suspensión de las actividades militares", pero Washington "hizo la vista gorda" a este llamamiento y provocó que algunas personas rememoraran que "incluso los nazis suspendieron sus ataques aéreos al Reino Unido durante la Navidad de 1940", refleja el autor.

Este periodista subraya que, en 2011, EE.UU. volvió a ignorar "los repetidos llamamientos" del líder de Libia, Muammar Gaddafi, para establecer un alto el fuego y negociar. Así, en vez de terminar la guerra, "la OTAN siguió bombardeando" este país norteafricano —que "había gozado de los estándares más altos de vida en la región" y regresó a "niveles de la Edad de Piedra"— y el pueblo librio acabó de manera "brutal" con la vida del mandatario.

En Siria, los estadounidenses tampoco quiso cesar los combates y desde 2011 hasta 2015 "saboteó las resoluciones pacíficas", destaca este analista, quien recuerda que el plan pacífico del pasado septiembre no funcionó y, "una semana después del denominado alto el fuego, un ataque aéreo de EE.UU. mató 'por casualidad' a 62 soldados sirios en Deir el Zor".

¿Qué significa esto para Siria... y para el mundo?

Este especialista asegura que "no sería una exageración decir que el futuro del mundo depende de qué pasará en Alepo" y el resto del territorio sirio "en los próximos meses" y añade que su amigo y colega Dan Glazebrook compara la situación actual de Siria con la batalla de Stalingrado, un enfrentamiento bélico clave para el resultado de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, Clark supone que si este baluarte, el "Stalingrado de 2016", cae y el presidente Bashar al Assad corre la misma suerte que Gaddafi, "no habrá paz", sino que "los neoconservadores de Washington, tras destruir Irak, Libia y Siria, se dirigirán al siguiente país que está en su lista: Irán".

En definitiva, este periodista valora que, aunque establecer ahora un alto el fuego en Siria "puede parecer tentador", es "más que probable" que "solo prolongue la agonía de ese país" y estima que existe una opción mucho mejor: "que el Ejército sirio, con el apoyo de sus aliados rusos, siga recuperando los territorios" en la lucha con los combatientes respaldados por EE.UU." y promueva procesos políticos democráticos, incluida la adopción de una nueva Constitución" para Siria.

Neil Clark concluye que "el alto el fuego unilateral de Washington no traerá la paz duradera a Siria o ni a Oriente Medio" y que la única manera de alcanzar ese objetivo de manera permanente sería que se produjera "una derrota histórica y humillante de Occidente".