En un contexto de escasez de material bélico y de grandes bajas, el ejército sirio se ha visto obligado a recuperar monstruosas armas del pasado, que ocupan desde hace años las salas de varios museos de artillería del mundo. Este es el caso del enorme mortero M-240, de 240 mm de calibre, desarrollado en la URSS en 1950.
Inicialmente, los militares sirios usaban el M-240 con municiones que habían agotado su vida útil. Esto cambió después de que Rusia se incorporara a la operación antiterrorista, momento en el que los veteranos morteros empezaron a usar los modernos proyectiles 'Nerpa', cargados con submuniciones de fragmentación.
Cada proyectil de este tipo pesa 230 kilogramos y tiene un alcance de 19 kilómetros, arrasando todo lo que se encuentre en un área de 1,4 hectáreas. Expertos militares creen que Siria puede estar usando también proyectiles guiados 'Smelchak', pero todavía no todavía no hay una confirmación oficial al respecto.
El peso de cada mortero de 240 mm supera las cuatro toneladas y su dotación es de 11 personas. Su cadencia máxima es de un solo disparo por minuto, ya que para cargarlo debe situarse en posición horizontal. Sin embargo, este inconveniente se ve compensado por la potencia de sus disparos.
El ejército ruso utiliza una versión autopropulsada de estos morteros llamada Tyulpán. Comparten la misma pieza de artillería pero disponen de un sistema de carga hidráulico.