La solución de la crisis siria debe ser una prioridad para el nuevo presidente de EE.UU., quien debería desistir de la idea de un cambio de gobierno por la fuerza en el país árabe y comprender que el problema no es posible resolverlo sin cooperar con Rusia, afirma Amitai Etzioni, uno de los más distinguidos sociólogos contemporáneos estadounidenses en su artículo de la revista 'The National Interest'.
Sin embargo, "ya hay un acalorado debate entre los asesores de la candidata demócrata Hillary Clinton, sobre lo que debe hacer en Siria en caso de que gane las elecciones. Unos piden un mayor compromiso de Washington abogando por la introducción de una zona de exclusión aérea, mientras que otros temen que estas medidas sean arriesgadas e ineficaces", señala Etzioni.
Para el sociólogo y profesor de la Universidad George Washington, el primer paso del próximo mandatario norteamericano debería ser una declaración de que EE.UU. ya no busca un cambio de liderazgo por la fuerza en el país árabe, sino que está a favor de un cese de hostilidades que conduzca a un acuerdo negociado entre las principales partes implicadas.
El objetivo neoconservador que persigue EE.UU. en Siria
"A lo largo de esta trágica guerra civil las autoridades estadounidenses han venido insistiendo en la salida del presidente Bashar al Assad como condición previa para las negociaciones. Esta posición se basa en la teoría neoconservadora, según la cual EE.UU. tiene la misión de derrocar aquellos regímenes que obstaculizan el camino hacia la democracia global. Además creían que el gobierno de Assad estaba frente a un colapso inminente", reflexiona el autor del artículo.
No obstante "resulta que Assad se ha mantenido en el poder y continúa ganando. Pero sobre todo, hemos aprendido, ¡qué sorpresa!, que cuando exiges al líder de la parte con que lidias que se retire, es casi imposible que este lo acepte. Tampoco nadie ha explicado por qué Washington cree que cualquiera que hubiera sustituido a Assad habría sido mejor. Por esa misma ambición EE.UU. ha estado buscando rebeldes liberales y prooccidentales para hacerlos sus aliados. Pero esos grupos resultaron ser pequeños y nada liberales".
La finalidad humanitaria de salvar cientos de miles de vidas e impedir que millones de personas sean desplazadas debería ser el primer objetivo de EE.UU. Sin embargo, subraya Etzioni, no hay manera de alcanzar este objetivo en un futuro próximo sin la participación de Assad.
Es imposible resolver la crisis siria sin Rusia
La segunda razón por la que la nación norteamericana debería cambiar su enfoque es Moscú, sostiene el profesor de la Universidad George Washington. "Nos guste o no, no existe ninguna vía para poner fin a la guerra civil en Siria sin cooperar con Rusia", asegura el columnista.
Según el sociólogo, el siguiente paso a dar por Washington debería ser la necesidad de rediseñar el mapa de Siria e Irak. "Los kurdos, el único verdadero aliado de EE.UU. en la región aparte de Israel, merecen al menos una región totalmente autónoma o incluso su propio Estado. Los sunitas iraquíes también deberían tener un alto nivel de autonomía, incluyendo el derecho a formar sus propias unidades de autodefensa. Por su parte, Siria debería convertirse en un Estado federal, cuyas fronteras deberían ser objeto de negociaciones multilaterales. Acabar con el Estado Islámico será mucho más fácil cuando las distintas facciones en guerra entiendan que tendrán un lugar en la Siria federada", agrega.
"Puede que no esté de acuerdo con algunas de estas sugerencias, pero la esencia sigue siendo la misma: el objetivo de EE.UU. debería ser poner fin a la guerra civil y negociar un rediseño del mapa, en lugar de exigir un cambio de régimen. Además no hay ninguna esperanza de alcanzar esas metas sin cooperar con Moscú, por muy desagradable que parezca", concluye Etzioni.