El antropólogo Carlos Fuher, experto en la tradición del Día de Muertos, ha explicado a RT el origen, el sentido, los cambios y la vigencia de una de las festividades más sentidas en México .
RT: ¿Cuál es el origen de la tradición del Día de Muertos?
CF: El festejo del Día de Muertos tiene una raíz prehispánica. En la época prehispánica se manejaban dos estaciones: lluvias y secas. Todo en la ofrenda está relacionado con la Madre Tierra. A las mujeres les pagaban por llorar. La festividad era de dos meses y duraba desde septiembre hasta octubre. En la Cosmovisión Mesoamericana no hay castigo de infierno y cielo como en el catolicismo. Aquí la muerte es un lugar. Ibas a un espacio distinto dependiendo de si te mataba un rayo, morías ahogado o de enfermedad y vejez. También existía un manejo de la dualidad: Frío/ calor, muerte/vida.
La diferencia entre una muerte europea y una prehispánica es que la muerte europea es gris, es duelo. Y aquí es prácticamente un inicio.
RT ¿Cómo se realiza una buena ofrenda para los muertos?
CF: Los muertos están vivos y de ahí viene la ofrenda, que era pública.
Las ofrendas comparten elementos comunes y tienen elementos de tu cultura y de cómo vives. No es para que le guste al muerto, la ofrenda es el muerto mismo. Los elementos esenciales son agua, tierra, viento y sal. Todos esos elementos se vierten en la ofrenda y no pueden faltar. La flor de cempasúchitl es el sol, su fragancia sirve para que llegues y no te pierdas. Las máscaras y disfraces son para que se confundan las criaturas no humanas que andan deambulando esos días.
La ofrenda es siempre para tu muerto. Una ofrenda debe estar dedicada; si no, no es ofrenda.
Con la llegada de los españoles la ofrenda deja de ser pública, y redujeron la festividad a dos días. Pero la muerte en la época prehispánica tenía un papel económico, era sinónimo de poder. Si moría un familiar y no tenías medios para hacerle una ofrenda, quedabas mal, porque cuando alguien moría había que mandar a hacer nuevo todo. Y es que, al morir, todos iban al Mictlán, pero ciertos personajes iban directamente.
RT ¿Cómo ha ido cambiando esta tradición desde la llegada de los españoles?
CF: Hoy tenemos la reminiscencia prehispánica y la cosmovisión católica. Todavía los muertos regresan, pero sólo para saludarte, con un permiso. La tradición está más viva ahora, aunque ha tenido altibajos. En 1940 no había ofrendas, luego viene un boom con el trabajo de artistas mexicanos como Diego Rivera y Frida Kalo. En los sesenta hay una renovación de la tradición. En este tiempo, por ejemplo, existe una tradición que antes no existía: las catrinas. La cultura es dinámica.
RT ¿Ha cambiado la tradición en un México con una guerra contra el narcotráfico que ha dejado más de 100.000 muertos?
CF: En México vivimos una muerte violentada. Hoy existe un poder que, de alguna manera, recuerda a la época prehispánica: con recursos, eres el que puedes matar. Vivimos una cuestión de impunidad. En las familias hay un dolor y las ofrendas actuales son una antesala al repudio.
Ahora puedes hacer una ofrenda de Tlatlaya, por las asesinadas en Ciudad Juárez. Ya lo puedes usar con un fin social.
Antes no. Antes morías y tardabas un año para regresar. Si ahora muero no me pueden hacer ofrenda porque había que esperar un año. Pero ahora hay ofrendas con muchos elementos nuevos. Y hay una reivindicación también: ¿por qué tú si puedes hacer una ofrenda y yo no?
RT ¿Todavía nos hace sentido el Día de Muertos?
CF: Hay un México folclórico, el de los panteones, donde enterramos a los muertos y no pasa nada. Pero, ¿qué pasa más allá? Al violentar a la sociedad se violenta también la naturaleza de la creencia. Esto se va a reflejar aún más en las ofrendas. Verás que en 2017-2018 van a cambiar un montón.
Aldabi Olvera