Mientras esta noche esperamos contemplar la superluna más brillante y de mayor tamaño del siglo XXI hasta la fecha, un sismólogo ha especulado con la posibilidad de que ese fenómeno podría haber desencadenado el poderoso terremoto que azotó Nueva Zelanda este 13 de noviembre.
John Ristau, integrante del instituto de investigación GNS Science —enfocado en geología, geofísica y ciencia nuclear—, estima que el influjo de nuestro satélite en las mareas "aumenta las tensiones en la corteza terrestre" con lo cual, si al norte de la región de Canterbury había una falla a punto de romperse, la superluna haber sido "la gota que colmó el vaso", según indica el portal neozelandés Newshub.
Otros casos
No es la primera vez que una superluna tiene lugar poco después de un terremoto de gran magnitud. El 18 de marzo de 2011, este acontecimiento iluminó el cielo nocturno ocho días después de que un fuerte terremoto y un tsunami devastaran Japón y provocaran el desastre nuclear de Fukushima.
Además, en el período previo a la superluna de 2011, la ciudad neozelandesa de Christchurch sufrió un terremoto en el que murieron 185 personas. Ristau subraya que la falla que causó ese temblor no se conocía con anterioridad, como la que se encuentra al norte de Canterbury y provocó este último sismo.
Ristau detalla que, "si allí había una falla que estaba a punto de romperse, todo lo que necesitaba era un pequeño empujoncito" de la Luna llena, que provoca que las mareas tengan más fuerza.
- Este 13 de noviembre, la isla Sur de Nueva Zelanda vivió un fuerte movimiento telúrico de magnitud 7,9, que dejó al menos dos muertos y varios heridos.
- El temblor principal provocó un tsunami de dos metros en la costa oriental de la isla y tuvo varias réplicas, incluida una de 6,2.
Dos grandes terremotos
Los integrantes del GNS Science creen que, en realidad, se dieron dos acontecimientos diferentes. Así, al principio habría tenido lugar un terremoto de falla inversa —cuando un lado de la tierra se eleva sobre el otro— cerca del pueblo Kaikoura, mientras que después se habría producido un segundo sismo en alta mar como consecuencia de una falla de rumbo, en donde el desplazamiento es horizontal.
Para finalizar, John Ristau vaticina que las personas que viven en las zonas afectadas deben prepararse para vivir cientos de réplicas en las próximas semanas, que podrían repetirse durante meses.