El programa económico del presidente electo Donald Trump fue una de las bazas más importantes que presentó durante su campaña y que le ayudaron a ganar, pese a los puntos débiles que contiene, opina Dmitri Drobnitski, analista del periódico ruso 'Vzgliad'.
Según Drobnitski, "el programa económico de Trump es atractivo para un ciudadano de cualquier país que disfrute de una base tecnológica y científica fundamental, tenga un gran pasado industrial y sufra la globalización".
En este sentido, después de 25 años del "fin de la historia", el hombre occidental empezó a rechazar la globalización, algo que el analista considera "muy lógico", debido a los cambios negativos para la vida tradicional que implica este proceso.
Alternativa real al proyecto global
Donald Trump ya ha sido elegido y ahora, según Drobnitski, "aparece una alternativa real al proyecto global" que prefiere llamar "trumpismo". El multimillonario es el primer político que gana unas presidenciales con un programa de ese tipo, "una combinación de política exterior real con reindustrialización nacional y un proteccionismo razonable". Sin embargo, Drobnitski cree que la reindustrialización puede generar un aumento del desempleo y reducciones salariales.
Según recuerda el analista, Trump concentra su programa en la creación de puestos de trabajo, así como en el desarrollo de nuevas tecnologías, pero la coexistencia de ambas es poco viable, dado que el desarrollo tecnológico reduce el volumen del trabajo tradicional con el reemplazo de empleados por máquinas.
Asimismo, el analista advierte que la reindustrialización puede aumentar la inflación. Según él, muchos gobiernos intentan aumentar la regulación económica, pero en la mayoría de casos eso lleva al rechazo de las inversiones y a reducciones salariales.
El efecto económico del 'trumpismo'
Drobnitski cree que Trump empezará en primer lugar a reducir los impuestos, fomentar las inversiones y estimular las actividades empresariales, pero advierte que todo ello podría generar presiones sobre otros países, así como dificultades en el funcionamiento de la economía estadounidense.
El analista prevé que Rusia figurará entre los países que tendrán ese problema y cree que la primera decisión debe pasar por reducir la participación de los monopolistas en el mercado y ofrecer más libertad a los empresarios. En este sentido opina que apoyar ahora la globalización es puro suicidio y que los gobiernos tienen que elaborar una nueva estrategia interna y externa para sobrevivir en el mundo del 'trumpismo'.
Aunque hay políticos que están seguros de que la política de EE.UU. nunca cambia y que solo lo hace la del resto del mundo, Drobnitski no está de acuerdo con esta idea y concluye que no debemos usar la experiencia que tenemos porque entramos en otra realidad económica donde habrá improvisar y andarse con cuidado.