Una de las drogas más destructivas del mundo llega a España

De momento su consumo es limitado, pero las autoridades temen su rápida expansión.

Las autoridades sanitarias y la prensa nacional empiezan a hacerse eco de las alarmas que ha generado el descubrimiento de cierto consumo de metanfetamina en España, de momento limitado casi exclusivamente a los inmigrantes filipinos, y geográficamente muy localizado en Cataluña. 

La metanfetamina es una sustancia química estimulante más potente que la cocaína y con efectos devastadores para la salud. Aunque su estructura es similar a la de la anfetamina, sus efectos sobre el sistema nervioso son más pronunciados. 

El problema es que luego acaban generando una poderosa adicción, terriblemente destructiva. Hay que tener en cuenta que "la molécula del clorhidrato de anfetamina es 15 veces más potente que la de la cocaína y su poder adictivo es infinitamente superior", tal y como explican en un artículo al respecto en el diario 'El País'.

Control policial sobre un tráfico incipiente 

El mismo artículo explica también la entrada de esta peligrosa substancia en el mercado negro español: "Filipinas es el único lugar en el mundo donde todavía está más extendida [que en Estados Unidos] (es la sustancia más consumida y su presidente, Rodrigo Duterte, lo ha convertido en una cuestión de estado) y muchos sus habitantes se llevan la adicción a cuestas cuando emigran a otros países (...). La policía empezó a detectarlo a principios de esta década, siempre entre miembros de su comunidad (en Barcelona hay 9.754 filipinos). Primero la droga llegaba por correo, pero luego un grupo de nigerianos se adueñó de su distribución, siempre en tránsito desde Suráfrica. El temor ahora es que pueda saltar a otras comunidades y empiece a producirse en laboratorios clandestinos de España".

A lo largo del último año se han sucedido las operaciones policiales contra las redes de tráfico de esta substancia, que han redundado en la incautación de varios kilos de droga y la detención de varias personas, así como en el desmantelamiento de pisos que no sólo eran puntos de venta, sino auténticos laboratorios domésticos para producir este potente estupefaciente.