Los significativos cambios experimentados por la estructura de la economía estadounidense pueden estar siendo fatales para numerosos trabajadores del país, según un nuevo estudio. Y China es protagonista.
El trabajo, que firman el economista de la Reserva Federal Justin Pierce y el investigador de la Universidad de Yale Peter Schott, constata un "aumento estadístico significativo en el número de suicidios y envenenamientos entre hombres blancos" a partir de 2000, cuando el presidente Bill Clinton y legisladores republicanos permitieron el incremento de importaciones desde China. Según las estadísticas, las exportaciones chinas destino EE.UU. se quintuplicaron desde entonces hasta alcanzar un volumen de 483.000 millones de dólares el año pasado.
La competición de los productos chinos ha causado el cierre de múltiples fábricas en EE.UU. Como consecuencia, muchos de los trabajadores despedidos cayeron en la depresión o adicciones. Tras estudiar las estadísticas en el capítulo de mortalidad de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, los investigadores han percibido que incluso las áreas donde las consecuencias de la llegada de productos chinos no son tan importantes los suicidios se han incrementado un 3,5% y las sobredosis se han elevado un 24%.