Los trabajadores del sector público brasileño están cada vez más golpeados por la crisis que vive el país. La situación es crítica. Los últimos Juegos Olímpicos de este verano y los escándalos de corrupción dejaron las cuentas públicas en una situación deplorable y ahora el Gobierno se ve obligado a pagar a los funcionarios del estado de Río de Janeiro con retrasos o divide los sueldos en varias partes. Las protestas de los trabajadores del sector público siguen siendo multitudinarias.
Las fuerzas de seguridad del estado de Río de Janeiro empiezan a jugar un papel cada vez más importante en las protestas. El pasado 8 de noviembre 400 policías tomaron el edificio de la Asamblea Legislativa local causando daños notables. Ahora los agentes amenazan con organizar una huelga durante la Nochevieja si no les pagan los últimos dos sueldos de este año y la paga extra de Navidad, informa el digital El Confidencial.
El teniente primero de la Policía Militar Nilton da Silva Pereira aseveró que el paro puede ser la única salida de la situación: "No queremos comenzar una huelga, pero tenemos que sobrevivir, pagar las cuentas y poder alimentar a nuestras familias". El Gobierno "está provocando una calamidad pública", añadió.
La Policía, de represora a activista
A mediados de este mes se produjo en el estado de Río una movilización sin precedentes en la que 12.000 agentes de seguridad se echaron a la calle. Ello obligó al Gobierno a pagar el sueldo de octubre a policías y agentes penitenciarios. En suma, los policías hacen cada vez más de activistas contra su Gobierno que de fuerzas destinadas a reprimir las protestas. Así ocurrió el pasado 16 de noviembre, cuando dos agentes se unieron a las marchas de los funcionarios, acción aplaudida por muchos.
El presidente de la Asociación de Bomberos y uno de los coordinadores del Movimiento Unificado de Funcionarios Públicos, Mesac Eflain, afirmó que el Estado hace a sus empleados públicos "pasar hambre" y que algunos bomberos y policías ni siquiera "tienen dinero para ir al trabajo".
El "paquete de la maldad"
El presidente de Brasil, Michel Temer, ha admitido recientemente que la situación en Río de Janeiro es "muy seria" y que la seguridad le preocupa. Temer pretende solventar el problema con el desbloqueo de fondos extraordinarios. Asimismo, el mandatario ha exigido que los estados apliquen recortes. Sin embargo, estas medidas de austeridad pueden afectar la situación económica de los funcionarios aún más que los retrasos en los pagos.
Por todo ello, la situación actual en el estado de Río de Janeiro puede empeorar aún más si el Parlamento local aprueba el paquete de recortes (los manifestantes lo llaman el "paquete de la maldad") que ahora la Asamblea Legislativa está estudiando. Quienes protestan exigen que las autoridades de Río de Janeiro suspendan las exenciones fiscales concedidas a varias empresas privadas al considerar injusto que los funcionarios paguen, según el presidente de la Asociación de Bomberos, 150.000 millones de reales (más de 43.000 millones de dólares).
"Al borde de una verdadera guerra civil"
El dramatismo de la situación lo pone de manifiesto el caso de una comisaría del barrio central de la ciudad, Catete, donde una asociación de vecinos está proporcionando varios materiales de oficina a la comisaría porque ni siquiera disponen de papel para hacer las denuncias. A veces en las comisarías de la ciudad no hay suficiente dinero para comprar gasolina, lo que impide patrullar las calles.
"Hoy en Río de Janeiro vivimos una situación de emergencia. Esta crisis es fruto de una gestión irresponsable de los presupuestos públicos", aseguró el teniente da Silva. "Estamos al borde de una verdadera guerra civil", advirtió. Según constata, no solo hay recursos públicos escasos sino también un peligro físico para los agentes, a quienes los delincuentes "están cazando de forma sistemática". Más de un centenar de policías han muerto solo en lo que va de año y a menudo son atacados fatalmente durante sus días de descanso, recordó.
El sociólogo Julio Jacobo Waiselfisz evocó en un estudio titulado 'Mapa de la Violencia' otro caso parecido que a mediados de la década pasada se vivió en el estado de Alagoas: entonces la Policía inició una huelga prolongada con la consecuencia del "aumento de todo tipo de violencia". "Los bandidos tomaron las calles porque prácticamente no había actividad de represión. Mi temor es que [en Río de Janeiro] pase algo parecido", aseguró Waiselfisz.