En su artículo 'La propaganda sobre la propaganda rusa', escrito para el periódico 'The New Yorker', el columnista Adrian Chen ha criticado la "desastrosa" metodología del polémico informe realizado por un grupo llamado PropOrNot, que calificó a "doscientas páginas web" como "propaganda rusa".
El hasta ahora desconocido grupo PropOrNot, que se describe como un "equipo independiente recién formado, integrado por científicos informáticos, estadísticos, profesionales de seguridad nacional, periodistas y activistas políticos, dedicados a identificar propaganda, especialmente la propaganda rusa dirigida contra el público estadounidense", ha logrado que el periódico estadounidense 'Washington Post' publique un artículo basándose en su informe de 32 páginas.
Este informe pretende denunciar una "sofisticada campaña de propaganda rusa" que, supuestamente, difundió noticias falsas con el objetivo de perjudicar a Hillary Clinton y ayudar a Donald Trump durante la lucha por la presidencia de EE.UU.
Criterios "excesivamente" amplios
Sin embargo, el autor del artículo señala que este grupo ha usado criterios "excesivamente" amplios para identificar qué medios difunden propaganda, entre los que se pueden encontrar desde "respetadas" publicaciones izquierdistas como 'CounterPunch' y Truthdig hasta portales derechistas como Drudge Report. "Para PropOrNot, simplemente exhibir un modelo de creencias fuera de la corriente política mayoritaria es suficiente para sufrir el riesgo de ser etiquetado como propagandista ruso", indica Chen.
El columnista también agrega que utilizar como criterios elogiar a Putin, Trump, Bashar al Assad, Irán o China, o por el contrario criticar a EE.UU., OTAN o la Unión Europea, podría adscribir a la propaganda rusa no sólo a los medios controladas por Moscú, sino a "casi todos los medios de información del mundo, incluido el propio [The Washington] Post".
Otras incompetencias de PropOrNot
Además, el autor insinúa la incompetencia de PropOrNot por su falta de interés en diferenciar entre organizaciones que son "herramientas explícitas del Estado ruso" y los llamados despectivamente "idiotas útiles", que se hacen eco de la propaganda rusa a partir de creencias sinceras. "Nos centramos en el comportamiento, no en la motivación", justifica el grupo.
Otro problema importante de PropOrNot es que todos sus miembros escriben bajo condición de anonimato, supuestamente por "miedo a los hackers rusos", según afirman. "Si se tiene como objetivo trabajar contra una campaña de desinformación, la transparencia debe ser primordial. De lo contrario, solo se consigue avivar aún más la paranoia", recalca Chen.
"La perspectiva de que las voces legítimas de unos disidentes sean etiquetadas como propaganda rusa por misteriosos grupos de exfuncionarios con la ayuda de un periódico nacional es aún más aterrador" que las noticias falsas que favorecieron a Trump, concluye el columnista. Por su parte, el periodista ruso Alexéy Kovalev, que desacredita la propaganda del Kremlin, opina que es posible que el origen de PropOrNot esté en Ucrania, que lleva está llevando a cabo una campaña de desinformación contra Rusia.