Los astrónomos y astrofísicos siempre han observado las estrellas en busca de respuestas a los misterios del Universo. Y en ese sentido, el fenómeno celeste que, según el Evangelio de Mateo, los Reyes Magos bautizaron como la estrella de Belén, ha sido un enigma durante siglos.
Uno de los científicos fascinados por este mito es Grant Mathews, profesor de astrofísica y cosmología teórica en el Departamento de Física de la Universidad de Notre Dame en Indiana, EE.UU. Mathews ha estudiado registros históricos, astronómicos y bíblicos para llegar a conclusiones sobre la naturaleza de la estrella de Belén.
Según informa el portal Phys.org., tras más de una década de estudios el científico descreditó el famoso mito religioso. En su opinión, los Reyes Magos se enteraron del nacimiento de Jesús gracias a una alineación planetaria extremadamente rara que se produce una vez cada 500.000 años.
De acuerdo con los registros en los que se basa el científico, durante esta alineación, el Sol, Júpiter, la Luna y Saturno estaban en la constelación de Aries, mientras que Venus estaba en la constelación de Piscis, y Mercurio y Marte estaban en la de Tauro. Aries se encontraba en el equinoccio vernal.
Según Mathews, la alineación que se produjo fue interpretada por los Reyes Magos como el nacimiento de un nuevo gobernante de Judea, ya que Aries en el equinoccio vernal marca el inicio de la primavera; la presencia de la Luna y Júpiter en Aries representaba nacimiento de un regente con un destino especial, y la presencia de Saturno en esta constelación era un símbolo de una nueva vida.
Aunque la Iglesia católica insiste en que la estrella de Belén no fue un fenómeno astronómico, sino un verdadero milagro que guio a los Reyes Magos al lugar del nacimiento de Jesucristo, en diferentes momentos de la historia científicos plantearon hipótesis de que este fenómeno en realidad era el cometa Halley o una supernova, entre otras.