"Ojo por ojo y diente por diente" parece ser uno de los lemas que está cobrando fuerza entre los ciudadanos de México. Así, comienza a ser frecuente la publicación de vídeos en los que se aprecia como personas civiles golpean a supuestos delincuentes. Son los denominados 'linchamientos', que usualmente son llevados a cabo por una multitud que mantiene su anonimato en respuesta a lo que consideran una agresión a la ciudadanía.
Según Francisco Rivas, director general del Observatorio Nacional Ciudadano, el aumento de este tipo de vídeos está relacionado con el auge de las redes sociales y los teléfonos móviles: "Imágenes sobre personas que son precisamente linchadas en el transporte público o en alguna zona rural del país, donde antes las cámaras no llegaban o la información no se transmitía".
El mayor número de linchamientos son por robo
Debido a que las autoridades no consideran los linchamientos como un delito específico, uno de los pocos informes que aporta datos sobre este fenómeno es el realizado por un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana. Según el documento, al menos 366 agresiones de este tipo ocurrieron en el país entre 1988 y 2014, pero en junio de 2016, esta estadística rebasó los 600.
"El mayor número de linchamientos son por robo, más del 50%, seguidos por el fenómeno de violación, que se presenta frecuentemente en diferentes Estados de la República, y el otro es el abuso de autoridad, sobre todo, el abuso policial", explica Raúl Rodríguez Guillén, profesor investigador de la UAM Azcapotzalco, quien advierte que los registros revelan que los linchamientos se dan con mayor frecuencia en los últimos 5 años.
Algunos expertos señalan que estos hechos ocurren en respuesta al hartazgo que vive la sociedad por las deficiencias del sistema de justicia mexicano. Según el estudio titulado 'Linchamiento en México', quienes ejecutan este tipo de agresiones son habitantes comunes sin antecedentes penales. Es decir, no importa la edad, la escolaridad, ni la condición social.
La justicia por mano propia
Entre los ciudadanos, hay diversidad de opiniones. Mientras unos consideran que la violencia solo genera más conflicto y que existen leyes que deben respetarse, otros defienden la necesidad de hacer justifica por sí mismo si la autoridad no pone nada de su parte.
La clave de estos actos de justifica por mano propia es la espontaneidad; es decir, lincha quien tiene la oportunidad de hacerlo no alguien que lo haya planeado. Paradójicamente, quienes lo hacen, violan la justicia, el ideal que querían alcanzar.
Aunque las autoridades intervienen en este tipo de casos, resulta muy complicado detener a los agresores. "En los casos que han llamado más la atención, cuando hay imágenes televisivas que es cuando más atención se pone, se hace un seguimiento corto, pero generalmente a quienes se detiene al poco tiempo están libres porque no hay elementos para juzgarles", explica el profesor de la UAM.
Las iniciativas que se han impulsado para frenar estos actos de justicia comunal han sido pocas. A finales de 2015 se presentó un punto de acuerdo en la Cámara Baja que solicitaba la participación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Mientras tanto, solo queda esperar que a nivel moral y penal la justicia, reflejada en la imagen de una dama ciega, pueda resolver el complejo problema que tiene en su balanza: sopesar quién es más culpable, el que lincha o el que es linchado.