Venezuela emitirá nuevos billetes: ¿Triunfo de la inflación o guerra económica?
En menos de 15 días habrá nuevos billetes en Venezuela. Hoy el de más alta denominación es de 100 bolívares, pero el que lo sustituirá será uno de Bs. 20.000.
El país suramericano, que -según cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI)- cerrará este año con 700% de inflación, ha decidido ampliar su cono monetario, una medida esperada pero postergada, según analistas como el ex ministro de economía del gabinete de Nicolás Maduro, Luis Salas: "se tardó mucho. Hace rato se justificaba que aparecieran billetes de una denominación mayor", dijo a RT.
Con cien bolívares, en Venezuela, se compra un cigarrillo al detal o un café pequeño, de esos mínimos, cuyo sorbo negruzco se contiene en un vaso parecido a un dedal plástico. Después de muchos rumores, el Banco Central de Venezuela (BCV) confirmó que hará circular nuevos billetes de Bs. 500, Bs. 1.000, Bs. 2.000, Bs. 5.000, Bs. 10.000 y Bs. 20.000 para hacer "más eficiente el sistema de pagos".
Para el economista del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), Francisco Navarro, la ecuación es clara: "La nueva emisión de billetes tiene que ver con la inflación, es evidente. Hay que hacer frente a precios mucho más elevados con el mismo tipo de billetes". Pero, ¿cómo llegó el país petrolero a esa situación?
¿Sin efectivo?
La imagen se repite en Caracas, la capital venezolana: cajeros automáticos atestados de gente. En muchas agencias bancarias se pueden retirar unos 10.000 bolívares, monto que alcanza para pagar cuatro taxis a distancias medias o un par de almuerzos ejecutivos en el centro, y se traduce (con suerte) en una paca de cien billetes de la más alta denominación.
Las operaciones bancarias, aunque en menor menor medida que el viernes pasado, también son más lentas: las plataformas funcionan con fallas y los puntos de venta están lentos. El ministro de Petróleo, Eulogio del Pino, detalló este lunes que en los primeros días de diciembre se han registrado 16.943 ataques informáticos desde el exterior, que buscan impedir que el país haga transacciones por vía electrónica.
La tesis del ministro es que se trata de un ataque a la industria petrolera, luego que se lograra el acuerdo en la Opep que ha empujado al alza los precios del petróleo. Para Salas, es una "combinación de factores que venía gestándose con anterioridad".
Los factores, dice Salas, son varios. El sabotaje a plataforma bancaria se agudizó en los primeros días de diciembre. Pero desde finales de noviembre, mediante las redes sociales, los rumores de un "corralito" se expandieron y la gente se agolpó a los cajeros automáticos para sacar efectivo. La situación se agravó con la falla generalizada que hubo desde el pasado viernes.
Pero la razón más grave y menos visible es otra, sostiene Salas: el contrabando de billetes a Colombia. El ex ministro explicó que las especies de cien bolívares "son sacadas del país porque tienen el mismo tamaño y material de los dólares, así que sirven para hacer falsificaciones. Se pueden transformar".
¿Malos vecinos?
Una fuente del BCV, consultada por RT, confirmó que la salida de los billetes a Colombia le ha generado serios dolores de cabeza a las finanzas nacionales. "Hemos sacado muchos más billetes y no hay, se quedan en la calle, los venden en la frontera. Es muy compleja la situación".
Además del posible negocio para la falsificación, destaca Salas, hay otras variables por considerar: "La industria del contrabando de extracción (en Colombia) necesita de bolívares para poder operar y toda mafia, para no dejar rastro, se maneja en efectivo, es decir, les resultan más atractivos los billetes de alta denominación".
"Si empiezan a circular billetes de 20.000, el apetito de los contrabandistas va a ser mayor. Por eso hay que complementar la emisión con medidas en la frontera con Colombia, o se va a agudizar el problema del efectivo", destaca Salas, quien considera que a la intencionalidad de orden económico de los factores que perturban la economía, se suma una variable política: "quieren desestabilizar la cotidianidad".
Por eso, Salas propone una primera medida: el cese la libre convertibilidad entre el bolívar y el peso colombiano, con la derogación del convenio entre los bancos centrales de ambos países. En eso coincide con Navarro, quien considera lógica la decisión porque ninguna de las monedas son de reserva.
Nuevo negocio
Las largas colas en los cajeros, la imposibilidad de tener suficiente efectivo para los gastos diarios, las dificultades para las operaciones electrónicas y la incomodidad de portar altas sumas en billetes de baja denominación son algunas de las consecuencias de esa cotidianidad alterada por falta de circulante.
"Esto me tiene con los nervios de punta", dice una señora después que la cajera de un banco le confirma que se acabó el efectivo, que debe intentar sacar dinero más tarde, si es que llega la remesa de bolívares a la agencia.
La falta de efectivo en los bancos abrió una oportunidad de negocio a muchos comerciantes. "La nueva fuente de especulación es vender los billetes, por los que se paga un porcentaje", expone Salas.
En muchos locales ya no aceptan pago con tarjetas de débito sino en efectivo. Esos billetes que reciben los comerciantes son los mismos que "venden" a cambio de una comisión que ronda entre el 10 y 20% del monto que solicite la persona. Eso, en un país con una inflación inducida y un cambio ilegal disparado artificialmente, añade más presión a los golpeados bolsillos de los venezolanos.
¿Con retraso?
"Era necesario que salieran nuevos billetes aunque quizás la medida llegue con un poco de retraso", sostiene Navarro.
Para el economista del Celag, urge que Venezuela reduzca los costos de transacción, o lo que es lo mismo, impida que una persona requiera de tantos billetes para hacer cualquier pago en efectivo. Actualmente debe disponerse de mucho dinero físico para cancelar un desayuno en la calle, una carrera de taxi o algunos víveres en el supermercado.
Una hamburguesa de McDonalds, por ejemplo, se vende en unos 6.000 bolívares. Se necesitan 60 billetes de la más alta denominación para pagarla en efectivo, varios minutos más para contarlos y mucho más tiempo para retirarlos de algún cajero automático o agencia bancaria. La ampliación del cono busca atacar esa distorsión.
La medida significará la introducción de nuevas especies monetarias en menos de diez años. En 2008, en Venezuela hubo una reconversión que le quitó tres ceros al bolívar; los nuevos billetes los tendrán de vuelta.
Salas no descarta que la lectura simbólica de los nuevos billetes "suponga una percepción de la pérdida de valor de la moneda", pero la considera necesaria. Navarro, por su parte, alerta sobre la necesidad de informar de manera oportuna sobre el proceso de ampliación del cono: "Todo lo que tiene que ver con el bolsillo de las personas es algo delicado que tiene que tratarse con muchísima transparencia, mucha claridad. Están a tiempo todavía".
El aspecto de los nuevos billetes aún no se conoce, el BCV notificó que informaría "oportunamente" sobre las características. A diferencia de la reconversión de 2008, cuando la campaña fue de meses antes, en esta ocasión los venezolanos tendrán menos de 30 días para empezar a familiarizarse con las especies monetarias. Mientras tanto, el gobierno puja por mantener la senda de recuperación de los precios del petróleo para campear un 2017 en ciernes, que no estará exento de dificultades económicas.
"Quiero proponer (...) que en el primer trimestre de 2017 hagamos una cumbre de jefes de Estado y Gobierno de los países Opep y los países No Opep para ver una propuesta de estabilización por 10 años del mercado petrolero y en la defensa de sus precios justos y razonables. Voy a hacer una propuesta justa y razonable", dijo hoy Maduro en cadena de radio y televisión.
Nazareth Balbás