"Yo no confío en usted", dijo uno de los voceros del gobierno. "Pues yo tampoco confío en usted", respondió un representante opositor. Así empezó el diálogo.
"Fue una declaración mutua de desconfianza y a mí me resultó un gesto bellísimo. Un honesto comienzo", recuerda el diplomático Roy Chaderton Matos sobre aquel 30 de octubre, cuando por primera vez en meses se sentaron frente a frente los voceros de oposición y el gobierno para desescalar la confrontación política con la mediación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y un enviado especial del Papa.
Aunque ha pasado más de un mes desde ese primer encuentro, el escenario cambió sustancialmente: la oposición se negó a participar en una segunda reunión pautada esta semana, dijo que se vería sólo con los mediadores y puso en duda su asistencia al diálogo propuesto para el 13 de enero. Sin embargo, el gobierno se empeña en mantenerse en la mesa. ¿Tienen futuro esas conversaciones? Chaderton cree que sí.
Sin crispación
Como siempre ocurre en la arena política, una cosa son las declaraciones públicas contra el adversario -casi siempre altisonantes- y otra el tono de los contrincantes en el diálogo directo. "La verdad es que el ambiente es muy cordial, muy amable. No hay tensión ni crispación", confiesa Chaderton, que de negociaciones sabe. En los últimos cuatro años, el también ex canciller y ex embajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos (OEA) ha participado en el difícil camino para la construcción de la paz en Colombia.
Pero jugar como local es distinto. La principal dificultad, apunta el político, es la poca disposición del otro a alcanzar acuerdos: "Creo que ellos (la derecha) están participando obligados porque no es cualquier cosa tener al Vaticano comprometido, entonces ¿cómo negarse? Sin embargo, algunos descalifican a su propia gente para ejercer presión y salirse de la mesa".
El pasado miércoles, por ejemplo, el tres veces perdedor de las elecciones presidenciales y actual gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski, acusó a varios miembros de la oposición de colaborar con el gobierno y pidió hacer una purga interna. Pero el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Henry Ramos Allup, se desmarcó con sutileza de ese señalamiento: "si él tiene (las pruebas) que las señale", refiere este jueves El Universal.
La oposición, hasta ahora, no ha dicho con claridad si se retira o no de las conversaciones, pero sus voceros -entre ellos Ramos Allup- aseguran que el diálogo "está muerto" por el supuesto incumplimiento de los compromisos por parte del gobierno. Lo paradójico es que el presidente de la AN ha amenazado con reactivar el "juicio político" al presidente Nicolás Maduro, lo que también viola el pacto suscrito en octubre.
Chaderton los señala de ser "caraduras". "Aquí deberíamos estar discutiendo, más bien, el incumplimiento de la oposición a los acuerdos. Fíjese, hay un punto en la primera declaración (de octubre) donde ellos aceptan trabajar junto con el gobierno para superar la situación económica, es decir, admitieron implítamente que estaban en capacidad de colaborar para detener la guerra económica y no hicieron nada al respecto (...) Siguen diciendo que falta el cronograma electoral, y ya el Consejo Nacional Electoral fijó la fecha para los comicios de gobernadores y alcaldes. Es como si no se dieran por enterados".
Lo que sí resiente el diplomático es que dentro y fuera de Venezuela únicamente se reseñe "la acusación de que el gobierno es el que está incumpliendo los acuerdos". Chaderton, incluso, va más allá con respecto al tratamiento informativo de las negociaciones: "aquí los políticos del gobierno y la oposición pueden terminar dándose abrazos y besos, pero si los medios no colaboran es muy poco el avance. Yo no veo un mensaje de parte de los periodistas en favor de la reconciliación, por ejemplo".
Oposición fragmentada
Un diálogo, por lo general, ocurre entre dos factores con posturas bien definidas, pero ese no es el caso de Venezuela. "La oposición -recalca Chaderton- tiene grandes dificultades porque los que se sientan a negociar un acuerdo con el gobierno y después que firman, deben ir a contarle a los demás". Y allí empiezan los escollos.
"¿Cómo pueden ir a contarle los avances de los acuerdos a radicales como María Corina Machado o la gente de Voluntad Popular? Es muy difícil", se pregunta el diplomático. De hecho, este jueves en medio de una masiva movilización del chavismo en el interior del país, el diputado socialista Diosdado Cabello bromeó sobre la frágil unidad opositora: "Si en algún lugar se requiere una mesa de diálogo es en la MUD. Me ofrezco de voluntario para que se sienten a hablar y se pongan de acuerdo de una vez por todas".
Porque si en algo insiste el chavismo es en que la mesa continúe, no sólo porque garantiza la estabilidad política del país sino porque cierra el paso a las iniciativas violentas. Chaderton apuesta a la paciencia.
"Yo siempre parto de que hay que llegar hasta el final, pero siempre que el final no dependa de nosotros. Son ellos los que no quieren dialogar, no les interesa", responde el político cuando le consultan si sería capaz de abandonar la negociación, si hay algo que pudiera conminarlo a desistir del encuentro con el otro, y repite que no, que siempre hay que tener paciencia.
La paciencia, señala, es una virtud que le ha faltado a algunos miembros de la oposición: "En dos años tenemos elecciones presidenciales y ellos, en vez de enfocarse en construir una opción de victoria electoral, están empeñados en producir un desplome institucional. Y eso, en política, es un grave error. Pero ellos no aprenden de la historia. Ahora, ¿qué van a hacer si se retiran del diálogo? ¿Van a ir a Miraflores? Yo recuerdo que la única vez que lo hicieron (golpe de Estado de 2002), ninguno de los vociferantes se puso al frente de la marcha, todos se fueron".
El resquicio
Hay avances en las negociaciones, sostiene Chaderton. Aunque tímidos, han significado una ganancia: el 2016 terminará en paz después que la oposición intentó un referendo revocatorio, movilizó a sus simpatizantes para "presionar" la salida del presidente Nicolás Maduro por vía no electoral, bloqueó iniciativas en el Parlamento que buscaban atender la difícil coyuntura económica que atraviesa el país por la caída de los precios del petróleo y armó un supuesto "juicio político" al Jefe de Estado, que no tiene asidero en la Constitución.
Por eso, el diplomático es optimista. En medio de las cáusticas posiciones de algunos voceros de la derecha, Chaderton confía en que "puede haber un espacio entre los moderados de la oposición que permita alcanzar los objetivos del diálogo a través de la negociación".
Más allá de las diferencias políticas, el ex embajador habla bien del secretario general de la MUD, Jesús Torrealba y del alcalde del municipio Sucre, Carlos Ocaríz, "porque son serios en su trato"; y hasta de Ramos Allup, a quien simplemente considera un hombre "apresurado, presionado por el tiempo". En los resquicios de encuentro, dice, están las vías para mantener vivas las conversaciones.
"Entonces, ¿tiene futuro el diálogo?", le preguntan. "Siempre se buscará una manera. Fíjese, ellos dijeron que no se iban a reunir y cumplieron, pero igual se vieron con los mediadores. Ahora mismo no estamos en un diálogo directo, sino en una especie de relación por aproximación, con distancia física, pero igual se transmiten los mensajes. Las vías, mientras existan, hay que mantenerlas".
Nazareth Balbás