El Estado Islámico ha enviado importantes fuerzas a Palmira desde la región de Raqa, donde las acciones militares contra los terroristas fueron interrumpidas esta semana por las agrupaciones que están bajo el control de Estados Unidos y la coalición internacional. El Centro para la Reconciliación de las partes beligerantes en Siria del Ministerio de Defensa de Rusia ha estimado el número de los atacantes en unos 4.000.
El Ejército sirio está llevando a cabo combates defensivos con el apoyo de la aviación rusa.
"Pese a las grandes pérdidas que sufren los terroristas en personal y equipo, ellos intentan acercarse al máximo y adentrarse en la ciudad, puesto que la aviación de la Fuerza Aeroespacial rusa no ataca los barrios donde hay viviendas", detalla el comunicado del Centro.
También grandes reservas y material bélico fueron enviados hacia Palmira desde la gobernación de Deir Ezzor. Previamente los medios de control aéreo habían detectado el paso de hasta 5.000 combatientes del Estado Islámico rumbo a Raqa y Deir Ezzor desde la ciudad iraquí de Mosul.
De la posible retoma de Palmira por parte de los yihadistas los grandes beneficiados serían "los actores que buscan créditos primero de control territorial y que van de la mano con el acceso al grifo, al poder que ofrece el petróleo", sostiene la analista política internacional Francisca Quiroga. Recuerda que cerca de la zona de combates se encuentran los pozos petroleros, que es lo que más le interesa al EI. Hay también otros actores externos que buscan el control político y económico sobre toda la región, ha afirmado en declaraciones a RT.
- Palmira, una ciudad siria de importancia histórica y simbólica y que fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1980, fue invadida por el Estado Islámico en mayo de 2015.
- El EI fue expulsado de la ciudad en marzo pasado tras una larga ofensiva del Ejército sirio respaldada por los ataques aéreos rusos, pero sus formaciones quedaron en el territorio de la provincia de Homs.
- Durante su ocupación los terroristas destruyeron varios templos catalogados como patrimonio de la humanidad por la Unesco y saquearon reliquias de miles de años de antigüedad.