"En ningún momento alguien de la cabina o la tripulación nos dijo 'ajústense los cinturones'", con lo cual "seguimos volando sin tener la menor idea de lo que iba a suceder", ha relatado el periodista de radio Rafael Henzel, uno de los sobrevivientes del avión donde volaba el equipo de fútbol Chapecoense, que se estrelló el Colombia el pasado 28 de noviembre.
Henzel, quien aún se recupera del siniestro, ha explicado que "hacia el final del vuelo los pasajeros a su alrededor se preguntaban cuánto faltaba para el aterrizaje", mientras que la respuesta de la tripulación fue "10 minutos". Acto seguido, "se apagaron las luces y los motores", todos los que se encontraban en el avión "corrieron a sus asientos y se ajustaron los cinturones" y, a continuación, el aparato "se estrelló contra una ladera".
Tras el impacto, Rafael Henzel abrió los ojos y se encontró "rodeado de socorristas" y con gran dolor, fruto de "siete costillas fracturadas". Entonces, gritó los nombres de sus colegas periodistas, "pero estaban muertos".
Este pasajero considera que sigue vivo "de milagro" porque tuvo "la suerte de despertar cuando pasaban los socorristas".