Con 98 votos a favor, 7 en contra y una abstención, el Senado mexicano ha aprobado este martes una ley que permite el uso de medicamentos elaborados a partir de cannabis. Si bien originalmente se presentaron diversos proyectos, se terminó consensuando un texto conjunto entre los tres principales bloques parlamentarios: el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Sin embrago, la legislación todavía tiene que ser aprobada por la Cámara de Diputados del país.
La nueva legislación restringe la utilización del cannabis al tratamiento de diversas enfermedades. Además, el medicamento no puede contener más de un 1% de THC (tetrahidrocanabinol), sustancia psicotrópica hasta ahora prohibida por el Código Penal mexicano para este tipo de productos. Sólo se permite, desde 2009, el porte de hasta 5 gramos de marihuana para el uso personal.
El senador del PAN, Roberto Gil, declaró previo a la aprobación de la ley: "Hemos llegado a un buen acuerdo y podemos garantizar un primer paso para el acceso a ciertos medicamentos y terapias para muchas personas". En ese sentido, destacó que se beneficiarán "sobre todo niños" que sufren distintas enfermedades "como la epilepsia infantil o la esclerosis, en fin, para que puedan tener un tratamiento barato y seguro".
Producción y venta al público
En principio, el acceso al cannabis medicinal se realizará a través de farmacias habilitadas y sólo se venderá con receta médica. La Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) será el organismo encargado de su regulación en base a las disposiciones que establezca la Secretaría de Salud.
Las farmacias -previa verificación y habilitación de la Cofepris- podrán, por ahora, solo importar los medicamentos. No obstante, la ley dejó abierta la posibilidad de producir los fármacos nacionalmente.
Si bien formalmente no se prohíbe el autocultivo personal (exclusivamente para uso medicinal), las disposiciones legales que se deben cumplir y, sobre todo, el dinero a invertir, imposibilitan que una persona común pueda llevar a cabo una producción de este tipo. Al respecto, la senadora independiente Martha Tagle explicó: "Los medicamentos importados son muy costosos, no todos tienen los recursos para poder acceder a ellos, por eso era importante aprobar el cultivo para uso personal".
Las iniciativas que no fueron aprobadas
La base del proyecto sancionado se basó en una propuesta impulsada por el gobierno federal de Enrique Peña Nieto (PRI). Por este motivo, diversas disposiciones no fueron incluidas.
Tanto el PAN como el PRD proponían permitir el uso de marihuana con fines no sólo medicinales y científicos, sino también lúdicos. Los proyectos presentados por estos partidos establecían regulaciones, pero permitían el autocultivo y la creación de clubes cannábicos.
Asimismo, consideraban el consumo de la sustancia como un derecho humano, proponían licencias para la producción y establecían un impuesto al cannabis. Todas estas medidas, de momento, fueron descartadas.
El cannabis en América Latina
Las leyes en la región son muy dispares, aunque en los últimos años se ha dado una tendencia cada vez más proclive a liberalizar el consumo de marihuana para distintos usos.
Uruguay fue el primer país de la región en legalizar y regular el uso de cannabis en todos sus aspectos. Recientemente su vecino, Argentina, aprobó la utilización medicinal aunque sin permitir el autocultivo ni la producción nacional. En Brasil, desde el año 2006 está despenalizado el consumo personal. Un caso similar se da también en Chile.
Por su parte, Bolivia prohíbe la tenencia y el consumo, al igual que Venezuela. Este último país sanciona los casos de portación de pequeñas cantidades con "medidas de seguridad social" como tratamientos en centros especializados.
Finalmente, Paraguay exime de penas desde 1998 a los portadores de hasta 2 gramos de cocaína o heroína y 10 gramos de marihuana para consumo personal. En el resto de los países de la región, con distintos niveles, se mantiene la prohibición de tenencia, producción y consumo de distintos estupefacientes.
Santiago Mayor