Las señales de que a EE.UU. le conviene que se prolongue la violencia en Siria
Las noticias de la próxima liberación de Alepo de los yihadistas han quedado ensombrecidas esta semana por la de que los combatientes del Estado Islámico han retomado gran parte de Palmira.
La analista irlandesa Danielle Ryan examina en un artículo para RT qué factores ayudaron al Estado Islámico a recuperar la vieja ciudad y enumera los indicios de que EE.UU. está decidido a "mantener el fuego ardiendo" en Siria.
El papel de EE.UU. en el asalto de Palmira
En primer lugar, la experta enumera una serie de razones que permiten "colocar una parte significativa de la culpa" de la recaptura de la antigua urbe por los terroristas a EE.UU., aunque admite que Rusia, al concentrarse en la liberación de Alepo, también "apartó la vista de Palmira":
- En primer lugar, existen "fuertes acusaciones" respecto a que EE.UU. permitió que los terroristas huyeran de la ciudad iraquí de Mosul, ya que Washington considera que estos serían más útiles "a la causa estadounidense del cambio de régimen en Siria".
- También llama la atención que EE.UU. no se diera cuenta pese a su equipo de vigilancia supersofisticado, de que 4.000 combatientes avanzaban hacia Palmira.
- Además, el ataque sorpresa en Palmira plantea la pregunta sobre cuánta presión ejerce EE.UU. sobre el Estado Islámico en Raqqa si los terroristas pudieron permitirse el envío de miles de combatientes a la antigua ciudad.
- Finalmente, la nueva caída de Palmira en manos del Estado Islámico conviene a la Casa Blanca para demostrar que los sirios y los rusos no controlan Siria, señala Ryan.
La lucha prolongada le conviene a Washington
Mas allá de estas señales, la analista recuerda que la semana pasada Barack Obama levantó las restricciones a la ayuda militar para los combatientes en Siria. Para Ryan, con este gesto la Administración de Obama ha demostrado que es de su interés que la lucha en Siria continúe.
En este sentido, la experta recuerda que el año pasado Obama también firmó un proyecto de ley de defensa con el que asignó 500 millones de dólares a armar y entrenar a los rebeldes sirios.
La analista explica que la esperanza en Washington es que si continúa presionando, el Gobierno sirio caerá y podrá ser reemplazado "por algunas caras más amistosas". Por lo tanto, la experta concluye que, al levantar las restricciones al suministro de la ayuda militar a los rebeldes sirios, Washington "está admitiendo" que no quiere poner fin a la violencia y al derramamiento de sangre en Siria, sino que "quiere ver exactamente lo contrario".