Enseñar a aprender. Ese es el lema de Silvana Corso, la maestra argentina candidateada al Global Teacher Prize, considerado el 'Nobel' de educación.
La profesora de 46 años, detalla 'La Nación', fue seleccionada junto a docentes de 37 países, de un grupo de 20.000 maestros en todo el mundo, para optar por el galardón de un millón de dólares que se entregará por tercera vez.
Lo que hace especial a su método de enseñanza es que ella misma tuvo que asimilarlo. De pequeña, Silvana sufrió trastornos de aprendizaje y encontró maestros que le brindaron herramientas para afrontar sus estudios. ¿El resultado? La motivación para acompañar a alumnos que tienen alguna dificultad para asimilar contenidos del sistema educativo.
"Mi motor fue haber padecido yo misma el sistema cuando era chica. También me movió el haber visto el efecto que genera alguien con discapacidad cuando comparte el aula con el resto de los chicos. Los convierte en mejores personas", le contó la maestra a 'La Nación' el año pasado.
Su primera hija, Catalina, fue diagnosticada con encefalopatía hipóxica-isquémica. Murió a los 9 años. La breve vida de su primogénita, no obstante, le permitió poner en práctica lo aprendido. "La llevamos a un jardín de infantes común y no a un centro educativo terapéutico (...) entendiendo que primero era una persona y, luego, la paciente. Esta experiencia es la que me impulsó a pensar un proyecto Inclusivo en la Escuela que dirijo", relató a 'La Voz'.
Su perfil de docente en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) dice que Silvana es profesora de historia, directora de la escuela 'Rumania', especialista superior universitaria en intervención educativa en trastornos del aprendizaje y en estrategias de inclusión.
En la escuela 'Rumania' es donde la docente ejercita la mayoría de sus estrategias, siempre enfocadas en la inclusión. El colegio está ubicado en una zona de precaria condición económica, donde jóvenes de escasos recursos comparten el salón con otros chicos que tienen alguna discapacidad. Y allí es donde está el mayor reto, en abrir espacios de encuentro y aprendizaje en medio de las dificultades física, emocionales o económicas.
Si gana el premio, Silvana quiere mejorar las instalaciones de la escuela porque no está adecuada para los chicos en sillas de ruedas, del ascensor sólo quedó el hueco, y la rampa "funciona un día y 20 no", le contó al citado diario. También quiere abrir una guardería, capacitar a otros maestros y, quizás, abrir una fundación. El veredicto se conocerá en marzo del año que viene, en Dubái.