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"Desastre absoluto": problemas de sobrecoste y rendimiento en el destructor USS Zumwalt

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Fue promocionado como un el buque de guerra furtivo más avanzado del siglo XXI.
"Desastre absoluto": problemas de sobrecoste y rendimiento en el destructor USS Zumwalt

El mayor destructor de la historia de EE.UU. y el más moderno, el USS Zumwalt, es un "desastre absoluto". Así ha calificado al nuevo buque insignia de la Marina estadounidense la revista 'National Review', en un artículo que critica duramente tanto la funcionalidad del diseño como su altísimo precio, resultado de una sistema de adjudicaciones que carece de responsabilidad por los residuos y no prevé las relaciones entre los comandantes militares y los contratistas de defensa. 

El USS Zumwalt fue promocionado como un buque de guerra furtivo avanzado para el siglo XXI, capaz de dominar las zonas marítimas del mundo durante las próximas décadas gracias a su tecnología de sigilo, que hace que la nave sea prácticamente 'invisible' para el enemigo. Sin embargo, de los 32 buques previstos, 29 han sido cancelados debido a un aumento significativo de los costes.

De 1.340 millones de dólares por unidad a 7.200

El destructor ha sufrido una serie de averías tanto antes como después de que comenzara a operar, el 15 de octubre. El último, a finales de noviembre, cuando en su primer viaje a San Diego se quedó sin propulsión debido a un fallo técnico y tuvo que ser remolcado a puerto. No era la primera vez. En septiembre, en otro incidente, se detectó una fuga de agua marina en la lubricación del sistema de propulsión. 

La estimación inicial del proyecto es que cada barco costaría 1.340 millones de dólares y tendría capacidad para una tripulación de 95 personas, en lugar de las entre 400 y 600 que suele requerir una nave de ese tamaño, 165 metros de eslora. 

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Sin embargo, su coste actual es de 4.200 millones de dólares por unidad. Además, si se dividen los 10.000 millones de coste de desarrollo entre los tres buques que están en funcionamiento, el coste de cada barco asciende a aproximadamente 7.200 millones de dólares. Una cifra por encima de los 6.200 millones gastados en el último portaaviones de la clase Nimitz. 

Entre los motivos de este aumento en el coste final está el hecho de intentar minimizar todo lo posible el tamaño de la tripulación - sustituyendo, por ejemplo, el servicio de cocina por platos precocinados -, un proyecto que fue descartado más tarde. 

Así, el equipo de diseño se vio obligado a aceptar una tripulación de 147 personas, sin incluir el destacamento aéreo. Pero incluso con tanta gente, según el citado medio, "no hay ninguna posibilidad de que pueda llevar a cabo el tipo de operaciones de salvamento y rescate que un buque de guerra de este tamaño debería poder ejecutar después de evaluar los daños". 

"Intentar crear un buque de guerra tan grande - capaz de operar con una minúscula tripulación - fue y es una gran pérdida de dinero de los contribuyentes, porque aumentó radicalmente el coste de la nave y redujo sus capacidades sin ninguna expectativa realista de éxito", añade. 

Crítica a su capacidad furtiva

Además, la publicación cuestiona el valor de la única característica indudable que tiene el Zumwalt: su capacidad furtiva. A pesar de que el buque de guerra pesa 15.000 toneladas y tiene 185 metros eslora, la firma radárica es similar a la de un barco pesquero. 

Sin embargo, según 'National Review', esta ventaja no es tan grande como uno podría pensar en un primer momento, ya que hay que que tener en cuenta que estos destructores probablemente serán desplegados junto con otros buques no furtivos que conformarán un grupo de batalla. 

"Una vez que el Zumwalt se convierte en parte de un grupo de batalla, gran parte de su capacidad furtiva desaparece, porque los otros barcos menos furtivos aparecen en el radar del enemigo. Digo 'gran parte' porque los misiles de crucero anti-buques probablemente irán detrás de los buques menos furtivos del grupo de batalla, permitiendo que el Zumwalt ejecute un retiro táctico mientras los otros barcos absorben los daños", explicó Mike Fredenburg, colaborador de la revista.

Además, en aguas litorales, el buque podría ser avistado por naves y barcos que generalmente están presentes cerca de la costa. Por tanto, según el artículo, construir un barco en torno a su característica furtiva fue una contrapartida que aumentó su coste y obligó a los diseñadores a poner en riesgo áreas como la estabilidad del casco y la colocación de equipos. 

Otros proyectos militares fracasados

Finalmente, la revista compara el caso del USS Zumwalt con otros grandes presupuestos del Pentágono que acabaron en proyectos poco convincentes como el helicóptero CH-53K, el vehículo de combate expedicionario de los Marines, el buque de combate litoral, el programa Osprey, el F-22 y el F-35

Según la revista, todos estos proyectos continúan sin que nadie se haya hecho responsable del aumento de los costes: "Vemos que este patrón se repite una y otra vez. No solo no hay ninguna responsabilidad, sino que este comportamiento es recompensado. De hecho, en el ejército de hoy, la expansión exitosa de un programa más allá de su presupuesto inicial, es visto como algo favorable en términos de avance". 

El artículo se publica un mes antes de que el presidente electo, Donald Trump, asuma el cargo. El republicano se comprometió a dar un impulso significativo a la Marina de los EE.UU., elevando su flota actual de 272 buques a 350. Pero también criticó varios proyectos costosos, incluyendo el F-35 Joint Strike Fighter.

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