Los niños que usan el teléfono inteligente durante más de tres horas al día son mucho más propensos a sufrir el síndrome del ojo seco que los que hacen un uso más moderado del dispositivo. Lo revela un estudio de científicos coreanos publicado en la revista 'BMC Ophthalmology'.
Este síndrome se presenta cuando el cuerpo no produce suficientes lágrimas, debido a lo cual los ojos se enrojecen y se irritan como si les hubiera entrado algo de arena. Por lo general, esta condición se diagnostica en personas mayores, pero es cada vez más común en personas más jóvenes e incluso en niños.
Los teléfonos inteligentes son una de las razones principales del problema, ya que cuando miramos fijamente la pantalla parpadeamos menos y las lágrimas lavan el ojo menos de lo necesario, como resultado de lo cual el ojo se seca.
Para confirmar esta teoría los investigadores han estudiado las condiciones oftalmológicas de 916 niños y niñas coreanos de entre 7 y 12 años. Primero los oftalmólogos calificaron su visión, y encontraron que el 6,6% de los niños sufrían síndrome del ojo seco. Casi todos ellos usaban teléfonos inteligentes un promedio de 3,2 horas al día. Mientras tanto, sus compañeros sanos hacían uso de los móviles solo durante 37 minutos diarios.
Los científicos señalan que, cuando los niños que presentaban el síndrome dejaron de utilizar el 'smartphone' durante al menos un mes, los síntomas de la enfermedad prácticamente desaparecieron.