Nokia, la empresa finlandesa que revolucionó la industria de la telefonía móvil a finales de la década de 1990, ha regresado al mercado con su primer móvil inteligente con Android, de momento, solo disponible en China. Pero, ¿qué sucedió para que el primer fabricante de móviles del mundo desapareciera del mercado? En este artículo te lo contamos punto por punto.
Android, su gran error estratégico
En el año 2006, Nokia no tenía competencia en el mercado. Era el primer fabricante mundial de teléfonos móviles. De hecho, ese año obtuvo los mejores resultados de su historia, con un beneficio neto de 4.306 millones de euros (5.576 millones de dólares) y un aumento de su cuota de mercado de tres puntos, hasta un 36%.
Sin embargo, un año después, en 2007, Nokia comenzó a adentrarse en una profunda crisis. Entre los motivos, la llegada al escenario de la telefonía móvil de iPhone con su concepto de "smartphone" y la negativa de Nokia de embarcarse en Android, apostando en ese momento por la plataforma Symbian.
Este fue el primer gran error estratégico de la compañía, y a pesar de que continuaba sacando teléfonos espectaculares al mercado como el Nokia 8, no entendió que las normas del mercado estaban cambiando y que los desarrolladores estaban depositando su confianza en sistemas más lucrativos como iOS y, sobre todo, Android.
Durante los siguientes cuatro años, las ganancias de Nokia comenzaron a caer en picado. Así, mientras el resto de compañías telefónicas abandonaban Symbian, como Samsung o Sony, ante un Android que acaparaba cada vez más cuota de mercado, Nokia decidió quedarse como única defensora de este sistema operativo.
Microsoft, su tumba
No obstante, el todavía primer fabricante de móviles mundial, intentó cambiar de rumbo en 2011, pero no escogió bien de entre sus opciones: Windows Phone 7, justo un año después de que Nokia pusiera al frente de la compañía a Stephen Elop, hasta ese momento uno de los directivos de Microsoft.
Sin embargo, durante los tres años en los que Elop estuvo a cargo de la empresa, las acciones de Nokia cayeron un 40%, las ganancias hasta un 95%, la participación en el mercado de teléfonos inteligentes bajó desde el 34% al 3,4% y el mercado de Nokia terminó perdiendo más de 13 mil millones de dólares. Los Lumia fruto de la unión entre Nokia y Windows Phone tampoco cuajaban en el mercado.
Eso sí, cuando Microsoft compró Nokia, en 2013, Elop se llevó al bolsillo un bonus de 18,8 millones de euros y un puesto al frente de la división de dispositivos de Microsoft. "La realidad es que llegó como embajador de Microsoft para poner la compañía barata y ofrecerla en bandeja a los de Redmond", afirma el portal especializado 'Móvil Zona'. El coste total de la operación: 7.200 millones de dólares (unos 5.440 millones de euros), un precio ridículo si tenemos en cuenta los 22.000 millones de dólares que tuvo que pagar Facebook por Whatsapp.
Curiosamente, Microsoft solo compró las partes que le resultaron interesantes, la división de telefonía móvil y su 'portfolio' de patentes. Sin embargo, Nokia como marca siguió como propiedad de la empresa finlandesa, centrada desde ese momento en tres negocios: "el de las redes o NSN, sus mapas HERE, para los que Microsoft firmaba un acuerdo de uso de 4 años, y el de las tecnologías avanzadas, destinadas a generar nuevos productos que vender en forma de patentes", explica el citado portal.
No obstante, Microsoft continuó utilizando la marca Nokia hasta que un año y medio después decidió cambiar el nombre de sus terminales a Microsoft Lumia. Nokia desaparecía oficialmente del mercado de telefonía móvil.
El renacer de Nokia
El cambio de rumbo de la compañía se produce en 2014, cuando Satya Nadella se convierte en el presidente de Microsoft, iniciando un profundo proceso de transformación que ha acabado con cualquier huella de Nokia en Microsoft: cierre de plantas y despidos. Para Nadella, que desde un principio apostó por devolver a Microsoft a la empresa de servicios que había sido, el perfil de fabricante de móviles no encajaba en los planes que tenía la compañía.
Así, en mayo de 2016, se confirmaba la noticia: Nokia regresaba al mercado después de Microsoft anunciase la venta de su negocio de teléfonos básicos a FIH Mobile, una subsidiaria del grupo taiwanés Foxconn, por 350 millones de dólares. A la par, la parte finlandesa de la compañía, que no había sido adquirida por Microsoft, firmaba un acuerdo para ceder el uso de la marca y propiedad intelectual a una empresa de nueva creación llamada HMD global, centrada en la producción y venta de teléfonos inteligentes y tabletas con Android.
Ahora, entre las dos, tienen la difícil tarea de hacer resurgir al que fue el gigante de la telefonía móvil de sus cenizas.
María Jesús Vigo Pastur