A simple vista puede parecer una esponja, pero se trata de uno de los materiales creados más resistentes y a la vez más ligeros de la historia: es diez veces más fuerte que el acero y tiene una densidad de solo el 5 por ciento.
Un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés) han conseguido comprimir y fusionar partículas de grafeno, un cristal de átomos de carbono que en su forma bidimensional ya era conocido por su resistencia. Sin embargo, hasta ahora, había sido imposible trasladar esa fuerza bidimensional a un uso en tres dimensiones.
"Hemos hecho realidad el deseo de convertir esos materiales dimensionales en estructuras tridimensionales", explicó en un comunicado Markus Buehler, jefe del departamento de ingeniería civil y ambiental del MIT y uno de los autores del estudio, publicado en la revista 'Science Advances'.
El equipo consiguió crear una estructura estable y de gran resistencia utilizando una combinación de calor y presión para conseguir comprimir pequeñas láminas de grafeno. Las formas resultantes tenían una superficie enorme en proporción a su volumen, y resultaron ser extraordinariamente fuertes.
Cuando sometieron los diferentes modelos impresos a varias pruebas de compresión para ver cuánto tardaba la estructura en deshacerse, descubrieron la características más importante de este objeto, que lo hace único: su resistencia tiene mucho más ver con su configuración geométrica inusual que con el material en sí.
Por ello, en un futuro podrían desarrollarse objetos todavía más resistentes utilizando características geométricas similares pero con materiales menos costosos. "Se puede reemplazar el material por cualquier cosa", afirmó Buehler. "La geometría es el factor dominante. Tiene el potencial de trasladarse a muchas cosas", añadió.
Así, según los especialistas, el nuevo material podría utilizarse en sectores como la aviación, la fabricación de automóviles, la construcción y otras "aplicaciones a gran escala". Además, debido a su estructura porosa, podría usarse en sistemas de filtración, tanto de agua como de procesos químicos, así como en almacenamiento de energía.