Los economistas discuten la cuarta revolución industrial. ¿Qué es?

El 17 de enero empezó el Foro Económico Mundial en Davos. Uno de sus temas principales fue la cuarta revolución industrial.

El término 'revolución industrial' se remonta a finales del siglo XVIII, cuando en el Imperio británico se inventó la máquina de vapor, e inicialmente se refería a la transición del trabajo manual al trabajo mecanizado. Ese cambio constituyó una verdadera revolución porque simplificó significativamente el proceso de producción.

Ahora ha llegado la cuarta revolución industrial. Pero ¿en qué consiste si en el último medio siglo no ha aparecido ninguna invención realmente revolucionaria? Las últimas innovaciones han sido los viajes al espacio e Internet. Pero si recordamos la segunda revolución industrial, veremos que tampoco estaba vinculada con ningún invento, sino que era una modificación de la primera, de manera que el desarrollo de la producción llevó a una nueva revolución sin la acción de un invento revolucionario. Lo mismo vemos aquí.

Las máquinas industriales trabajaban con mucha más eficacia que un humano, pero requerían que una persona las manejara. Los ordenadores pueden hacer cálculos imposibles para un humano, pero necesitan a una persona que introduzca las órdenes y comandos. Ahora se vislumbra una época en que las máquinas por fin podrán tomar decisiones por sí solas, lo que facilitará aún más la vida de los humanos. Los ordenadores por fin tendrán un 'piloto automático' y podrán actuar de manera autónoma sin la mediación del hombre. Como dijo el presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, las tecnologías ya no solo cambian lo que hacemos, sino que nos cambian también a nosotros.

¿Cuáles son las ventajas de esta revolución?

Actualmente existe el fenómeno del 'Internet de las cosas'. Ahora para comprar ya no necesitamos ir a la tienda, sino que podemos hacer un solo clic en una tienda electrónica y pagar con la tarjeta de crédito. Y Amazon se ha convertido ya en un fenómeno global.

Los ordenadores podrán acelerar el proceso de toma de decisiones, su desarrollo y mejora, harán que la gobernación de los países sea más 'flexible' para tomar en consideración los intereses del máximo número de ciudadanos y reducirán el tiempo que transcurre entre la aparición de nuevas demandas de los consumidores y su satisfacción. En este sentido en Alemania ya se ha lanzado el proyecto Industria 4.0 para crear de 'fábricas inteligentes'. Si, anteriormente, entre el momento en que una industria reaccionaba a una nueva demanda de los consumidores y el momento en que empezaba a producir podían pasar en ocasiones varios años, ahora la industria podrá hacerlo casi inmediatamente.

Algunos economistas también dicen que la revolución podrá conectar la población de países subdesarrollados a las cadenas comerciales mundiales.

Pero, como todo, la cuarta revolución industrial conlleva también desventajas. La principal es el desempleo como resultado de la sustitución de un humano por una máquina en la producción, un fenómeno, por otro lado, recurrente en todas las revoluciones industriales. Así ocurrió en el Imperio británico a principios del siglo XIX, cuando apareció el movimiento del ludismo. Los luditas destruían máquinas porque estas los habían privado de su empleo. Quizás pronto seamos testigos de la aparición de un ludismo 2.0.

Sin embargo, lo queramos o no, la cuarta revolución industrial ya empieza a ser realidad y por eso se discutió en el Foro Económico Mundial. Su presidente, Klaus Schwab, ya dedicó uno de sus libros a este fenómeno.