La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR) de China, que se ocupa la planificación económica de ese país, ha aprobado invertir 1.150 millones de yuanes —alrededor de 168 millones de dólares— en un programa para originar lluvias de manera artificial en el norte del país, informa 'South China Morning Post'.
Estas precipitaciones caerán en seis de las provincias chinas más desérticas —Gansú, Shaanxi, Qinghai, Ningxia, Sinkiang y Mongolia Interior—, que suman 960.000 kilómetros cuadrados, cerca del 10 % del territorio del gigante asiático. Esas regiones tienen un clima severo, con altas temperaturas en verano y mucho frío en invierno.
"Sembrar las nubes"
China planea desarrollar este plan en tres años, hasta 2020. Su objetivo es lanzar cohetes a las nubes con productos catalizadores que aceleran la creación de cristales de hielo e intensifican las precipitaciones.
Para poder llevar a cabo el proyecto en ese periodo de tiempo, el país modernizará ocho aviones y comprará otros cuatro, producirá 897 lanzacohetes y conectará 1.856 aparatos a sus sistemas de control digital.
Una práctica común
La modificación de la climatología con este método se ha convertido en una práctica común en China: por ejemplo, el país ya utilizó ese método en 2008, para aclarar el cielo antes de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín.
El lanzamiento de catalizadores a las nubes por parte de las autoridades chinas ha aumentado el volumen de precipitaciones en 55.000 millones de metros cúbicos desde 2006 hasta 2016, según ha confirmado He Shengcun, un trabajador del gobierno provincial de Qinghai.