La derecha venezolana aprobó este jueves un acuerdo en rechazo a lo que calificaron como un "comunicado injerencista" de Rusia.
"Presentamos este Acuerdo para reivindicar el carácter institucional de la Asamblea Nacional ante el mundo", dijo el diputado opositor Eudoro González en una sesión celebrada fuera del Hemiciclo del Parlamento. El chavismo no asistió a la reunión en vista del desacato que mantiene el Poder Legislativo a las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y que, por tanto, invalida cualquier decisión que se tome en su seno.
Para el internacionalista Jean Paul Mertz, "el impacto de esa decisión no pasa de la cobertura mediática por parte de las cadenas de noticias privadas porque la situación de desacato de la Asamblea", Sin embargo, advierte que algunos gobiernos y partidos de derecha en la región podrían "aprovechar esa circunstancia para 'respaldar' maniobras contrarias a los gobiernos de Venezuela y Rusia".
¿Por qué la molestia?
La indignación de la oposición con el comunicado fue porque Rusia insistió en el llamado al diálogo con el gobierno y deploró la "retórica endurecida" del "ala radical" de la derecha en el Parlamento venezolano, por considerar que la violencia no hace nada "para resolver los problemas".
El texto oficial de Moscú fue respondido hoy por Guevara con amenazas de desconocer los acuerdos suscritos por la República con Rusia: "No vamos a reconocer ninguna deuda ni contrato (...) Nosotros no estamos dispuestos a permitir este teatro de Maduro".
Además, el vocero del partido de ultraderecha reiteró que ejercería su "derecho constitucional a desobedecer" al gobierno del presidente Maduro y que trabajaría para "forzar" la salida del chavismo "con una verdadera negociación que facilite una solución no traumática". Sin embargo, se negó de plano a asistir a la mesa de diálogo planteada por Miraflores.
Injerencia acomodaticia
En declaraciones a Unión Radio, el diputado Freddy Guevara -juramentado ilegítimamente como primer vicepresidente de la Asamblea Nacional el pasado 5 de enero- aseguró que el respaldo de Moscú a Caracas era una maniobra del presidente Nicolás Maduro para "convertir a Venezuela en una ficha de negociación entre el gobierno de los EE.UU. y la Federación Rusa".
Es la primera vez que la oposición venezolana lanza una acusación ladina contra de Washington. Durante la administración de Barack Obama, la derecha nunca apoyó los comunicados que la cancillería venezolana emitía para denunciar la injerencia de la Casa Blanca en los asuntos internos del país y ni siquiera se pronunció para rechazar el renovado decreto que señala a Venezuela como una "amenaza inusual y extraordinaria" para la seguridad de EE.UU.
Para Mertz, la razón de la histórica laxitud de la oposición con EE.UU. es simple: "Los voceros de la derecha siempre han recibido ayuda de estos actores foráneos en sus esfuerzos por tomar el poder político, por eso sus acciones injerencistas son recibidas e interpretadas positivamente". El giro circunstancial, si acaso, tiene que ver con la reciente llegada de Donald Trump a la presidencia y su indefinida postura respecto a Venezuela.
En cambio, el ataque a Rusia es interpretado por el internacionalista como un gesto "para intentar mantener la atención de Occidente, copiando mentalidades heredadas de la Guerra Fría. Esto último demuestra que la derecha prooccidental mantiene acciones coordinadas en el mundo".
Evasión de la realidad
Si la Asamblea está en desacato y sus decisiones son írritas, ¿por qué la oposición insiste en "aprobar" un acuerdo de este tenor? Mertz responde: "Es una argucia para tratar de desviar el hecho de que, dada su insistencia en la ilegalidad, es un Parlamento inoperante y con dirigencia está cada vez más alejada de la realidad política del país".
Desde finales de diciembre la dirigencia opositora enfrenta un crisis interna, por lo que sus miembros exigieron hacer una "reestructuración", cuyos resultados aún no han sido anunciados públicamente. Las posturas respecto al diálogo con el gobierno son disímiles y, mientras un factor apuesta a la concertación de cara a las próximas elecciones regionales, un sector radical (encabezado por los partidos hegemónicos) solicita unos comicios generales que no están previstos ni en la Constitución ni en el cronograma del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Esa ambiguedad fue admitida, incluso, por el propio Guevara, quien hoy declaró a una emisora local que el único resultado de la actuación de la oposición hasta ahora había sido: "la gente desmovilizada, molesta".
Nazareth Balbás