El 'efecto Trump', catalizador de la caída del sistema económico y comercial contemporáneo

La política de Trump podría provocar que varios países tengan que buscar otros mercados, generando conflictos de intereses que, entre otras cosas, afectarían al petróleo ruso en Europa.

Nada más sentarse en el sillón presidencial de la Casa Blanca, Donald Trump empezó a dar los primeros pasos que podrían cambiar el panorama económico y comercial del mundo entero.

Sin EE.UU., el TPP no es el paraíso

Uno de los efectos más inmediatos que se sentirán en el tablero internacional se producirá como resultado de la salida de EE.UU. del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), una promesa que Trump había realizado durante la campaña electoral.

Según Dmitri Migunov, columnista del portal Lenta, el TPP sin EE.UU. no tiene sentido, ya que los acuerdos arancelarios y mercantiles sobre los productos producidos en los países participantes tenían como objetivo principal exportar a EE.UU.

No obstante, la medida del mandatario estadounidense fue aclamada por muchas organizaciones y sindicatos de trabajadores estadounidenses, primero por el hecho de haber cumplido con su palabra y, segundo, porque estos últimos veían que el TPP empeoraba las condiciones y la legislación laboral del país y provocaba una 'venta a la pérdida' de productos por parte de los gobiernos asiáticos.

Asimismo, el abandono del acuerdo ha sido aplaudido también fuera de EE.UU., donde China ve oportunidades para impulsar su propio estilo de comercio en la región con el mayor crecimiento económico del mundo. Igualmente, Rusia prefiere que no haya un TPP, dado que le interesa que todas las cuestiones de gran importancia comercial a nivel internacional se discutan en la Organización Mundial del Comercio, en la cual Moscú ha invertido muchos esfuerzo para formar parte.

Otro de los objetivos en el ámbito internacional de la Administración Trump es revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), decisión que fue anunciada recientemente.

Para el Gobierno del recientemente electo presiente estadounidense, el TLCAN simplemente logra que se pierdan millones de puestos de trabajo en EE.UU. a base de permitir que las empresas y corporaciones instalen sus centros de producción en México. Antes de su investidura como presidente, Trump anunció las medidas impositivas a tomar por su Gobierno contra la empresas que no trasladen sus fábricas a EE.UU. El efecto fue inmediato y muchas corporaciones expresaron sus deseos de volver a llevar su producción al país.

'Guerra' mercantil por el petróleo en Europa

Aunque algunos puedan pensar que la política de Trump podría ser afín a los intereses de Moscú, Migunov sostiene que esta podría afectar a Rusia si EE.UU. decide liberarse por completo del gasto que para el país norteamericano supone la importación de petróleo de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

De este modo, lo que por un lado estimularía la producción petrolífera estadounidense, por otro lado provocaría un superávit de petróleo entre los miembros de la OPEP. Estos países tendrían que buscar nuevos clientes a los que vender su crudo y les obligaría a introducirse de lleno en el mercado europeo, suponiendo un serio incremento de la competencia para el petróleo ruso.

En ese escenario, los países de la OPEP competirán entre sí y con Rusia por las ventas tanto en Europa como en Asia, donde Irán ha empezado a ofrecer descuentos para no perder su clientes y, si sale bien, ganarse nuevos compradores.