Igual que su predecesor, Donald Trump ha asumido el cargo presidencial en Estados Unidos enfrentándose, entre otros problemas globales, al programa nuclear norcoreano y su Gobierno, reacio a una solución definitiva para este asunto, señala el analista internacional Daniel DePetris.
En su artículo para la revista 'The National Interest', el experto contempla escenarios posibles del desarrollo del asunto norcoreano y cree que las opciones típicas que están sobre la mesa son endurecer las sanciones económicas que afecten a las fuentes de ingresos de Pionyang, imponer un diálogo sin condiciones al liderazgo norcoreano e introducir sanciones contra las entidades chinas implicadas en los negocios de Corea del Norte.
Ataque preventivo
DePetris no excluye como el escenario más extremo un ataque aéreo preventivo de EE.UU. contra las instalaciones nucleares del país comunista.
Citando un estudio de la empresa StratFor, especializada en servicios de inteligencia y espionaje, DePetris considera que la reacción más probable de Pionyang a dicho ataque sería bombardear duramente a Corea del Sur, aliado de Washington que cuenta con bases militares estadounidenses.
Aunque "un 25% de los proyectiles y cohetes de Corea del Norte fallan a la hora de ser disparados", según StratFor, no caben dudas de que incluso una salva coordinada contra el Sur infligiría inmensos daños a la infraestructura surcoreana y causaría miles de muertes.
Sin embargo, la represalia posterior de EE.UU. y el Sur sería aún más fuerte que el bombardeo efectuado por Pionyang, y los sistemas lanzacohetes múltiples que el Norte lleva décadas modernizando, serían eliminados en un corto plazo.
Y en lo que se refiere al arsenal norcoreano de misiles balísticos, aunque puede impactar cualquier parte del Sur, cada misil lanzado sería uno menos que Pionyang podría usar con fines de disuasión, un problema que se complicaría a medida que continúe el enfrentamiento militar.
"Sin ninguna duda, nadie podría predecir la conducta de Pionyang en caso de hostilidades. Ante la amenaza a su régimen, nada garantizaría que Kim Jong-un actúe racionalmente", opinó el analista.
Al mismo tiempo, de lanzarse el ataque preventivo contra el Norte, Seúl y, probablemente, Japón sufrirían una increíble destrucción física y complicaría las relaciones de EE.UU. con sus aliados.
"¿Cuánto tiempo le tomará al Sur reconstruir su poder económico? Esa ya es una historia diferente", concluyó.